27 septiembre, 2010

Callan todos los culpables del escándalo de Sevilla


¿Dónde estaba el domingo Fernando Domecq, propietario de Zalduendo? No se le vio por la plaza sevillana. Estaría avisado del desastre que se avecinaba y se habría quitado de en medio. Dicen que algunos toros habían sido rechazados en Málaga y Bilbao. Dicen que algunos de los presentados no tenían el peso mínimo exigido. Lo único claro es que Zalduendo no tenía toros para Sevilla en septiembre. Es un atropello con muchos responsables.

La empresa se ha equivocado. Debió comprar otra corrida y dejar de lado los de Domecq. Al no hacerlo, porque los toreros no lo hubieran consentido, su prestigio ha sufrido un duro golpe. ¿De qué le sirven a la empresa los veedores? La empresa, como organizadora del evento, es una de las culpables de lo sucedido.

Morante y El Juli, con sus respectivos apoderados Curro Vázquez y Roberto Domínguez, son también responsables. Y llueve sobre mojado. Morante se fue con Vázquez para aliviar sus toros (dicho por el mismo diestro). Y tan aliviado. Curro Vázquez es un aliviador de toreros, se llame Morante, se llame Cayetano.

¿Y los veterinarios de la plaza y el presidente de la corrida? Admitieron cuatro de Zalduendo indignos, el señor del palco permitió la lidia del primero de forma intolerable, lo mismo que la del sobrero de Gavira que se lidió como segundo, y lo hicieron sin el debido respeto a la plaza y a los aficionados. Menos mal que el veterinario era Herrera, el primero del baremo de su colegio, porque si es otro alguno hubiera armado un escándalo, otro más.

Todo esto es cierto y es muy triste. Era el día más esperado y se deberían haber cuidado todos los detalles. Se espera ahora un gesto, por ejemplo, que la empresa anuncie que Zalduendo no vuelva en muchos años por Sevilla. O que se expediente al presidente y a los veterinarios. Y no quiero ni decir que la gente castigue a los toreros y a sus apoderados no volviendo a la plaza, porque así finalmente sólo se consigue echar piedras contra el propio tejado. Hace ya muchos años que le pedía a los integrantes de la Fiesta que le dieran un baño de moralidad. O de honradez. La crítica ha sido coincidente. Basta leer a Lorca, Álvaro del Moral, Zabala, Álvaro Pastor, Acevedo, Emilio Trigo o la que yo mismo he publicado en El Mundo, igual que Manolo Viera en su portal… Nunca hubo tanta unanimidad al calificar un festejo como una catástrofe con tintes de atraco a doce mil personas. Pero a la gente no hay que decirle que no vaya a los toros. Muchos ya han dejado de acudir. La lenta y paulatina retirada de los cosos de numerosos aficionados, asqueados con los sucesos diarios, es una de las pruebas más contundentes de que los propios interesados están jugando con su pan.

Me gustaría que algún culpable dijera algo, aunque fuera a modo de justificación. No ocurrirá. Dentro de unos días, pensarán ellos, todo se habrá olvidado. Sin embargo, con que un solo agraviado no vuelva a los toros, ya están condenados por dilapidar el tesoro de la Fiesta con su desmedido y pertinaz afán de engañar al que paga. Por favor, que alguno de los culpables diga algo.
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21 septiembre, 2010

El delicado momento de la Fiesta

Los toreros, acompañados de un ganadero experto en temas jurídicos, van a ser recibidos el día 28 de septiembre por la Ministra de Cultura. Es una reunión solicitada hace algún tiempo y que ha despertado algunas expectativas. Resulta que la reunión es para solicitarle el paso de la Fiesta de los toros a Cultura, amparados en el decreto que en 1978 creó la concesión de las Medallas de Oro de las Bellas Artes, que en algunas ocasiones se conceden a toreros.

Al conocer los motivos del encuentro he sentido una profunda decepción. Y no es porque me parezca mal que los toreros se movilicen para ponerse en contacto con distintos representantes de la administración; no, me parece incluso que es un paso muy pequeño; me parece mal porque pensaba, iluso de mí, que la intención era hablar con la ministra para solicitarle, como representante del Gobierno, un apoyo firme y decidido para la Fiesta.

Si los toreros piensan, lo mismo que muchos honestos aficionados, que la solución de los problemas del toreo es pasar a Cultura, están muy equivocados. Es necesario insistir sobre la escasa relevancia que tiene estar en uno u otro ministerio si las cosas no cambian de forma radical. Además, Interior tiene que seguir estando presente en muchos de los procedimientos que ocurren antes, durante y después de la corrida, pero especialmente antes, porque estoy firmemente convencido que si no hay una tutela en forma de vigilancia, la Fiesta se vería abocada a una situación de descontrol que podría condicionar gravemente su futuro. En otras palabras, no tengo ningún motivo para creer que los profesionales del toreo, en el caso de poder controlar el desarrollo de las corridas, estén capacitados para ofrecer una Fiesta íntegra, justa y honesta, porque hasta ahora, incluso bajo la vigilancia de Interior, todas las tardes se comprueban sobre los ruedos auténticas barbaridades en forma de toros impresentables, pitones machacados y muchas otras actitudes que suponen un lastre muy grave para las corridas.

El momento actual necesita algunos gestos claros. Es urgente acudir a la vía legislativa para intentar abolir la prohibición de Cataluña. Es preciso presentar recursos de inconstitucionalidad, lo que sea, pero hay que hacer algo. Todos los estamentos de la Fiesta deben presentarse unidos en este momento. La Mesa del Toro, entidad nacida con buena voluntad, no sirve porque se ha potenciado en ella la figura de los ganaderos en detrimento de otros estamentos. Estos ganaderos intentan buscar ingresos por la vía de desarrollar el turismo en las visitas a las dehesas. La financiación de la Mesa ha sido un fracaso. La falta de unidad es tal que hay dos agrupaciones de matadores de toros con ideas enfrentadas. Y de agrupaciones de empresarios, más de lo mismo.

Además de la vía jurídica y de la unidad, la Fiesta debe reconsiderar muchas cosas. Los precios de las entradas deben bajar de forma drástica; los pliegos de los arrendamientos de las plazas no pueden pedir esas cantidades de dinero tan desproporcionadas, que luego los empresarios quieren recuperar con la taquilla; los toreros, las figuras con mayor detalle, deben bajar sus ingresos. Todo ello para lograr que las plazas se llenen de nuevo.

Pero, por encima de todo, hay que dignificar el espectáculo que se ofrece. Y para ello hay que ofrecer una corrida de verdad, con toda la pureza y la verdad del enfrentamiento de un toro íntegro, encastado y bravo, si es posible, con matadores valientes, expertos o artistas. Creía que la reunión con Cultura era para decirle la ministra que el toreo estaba dispuesto a dar un paso adelante para erradicar el fraude; no es así. Se quiere estar en Cultura. Cuando no hay nada que temer da lo mismo dónde te sitúen. El blindaje de la Fiesta contra los políticos ridículos se puede conseguir tanto en Interior como en Cultura. Lo que pasa es que el trasvase huele a huída para tapar las corruptelas.

Es urgente que haya unión, que haya un buen trabajo jurídico y que se consiga mucha dignidad, así como una reconsideración sobre los aspectos económicos que están lastrando la asistencia de público a las plazas. Me temo que esta reunión del 28 es un brindis al sol. Al tiempo.
La foto es de un toro lidiado este año en una plaza de Andalucía en una corrida con figuras.
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13 septiembre, 2010

Paula, tan genial como desagradecido

Rafael de Paula ha hablado en las páginas de ABC en una buena entrevista de Fernando Carrasco. La entrevista es una delicia para guardar en las hemerotecas, como otras anteriores al mismo personaje. Recuerdo ahora una de Joaquín Vidal, bastante buena, así como otra que yo mismo le hice (perdón por la inmodestia) en 1987 después del triunfo en Madrid con el toro de Martínez Benavides. El éxito de una entrevista con Paula es que la conceda. Una vez establecida la cita, basta grabar lo que dice el torero, porque siempre suelta curiosas perlas por su boca. No es un personaje fácil. Concede pocas entrevistas. Se ha llegado a escribir un libro sobre su vida y su tauromaquia sin que el autor haya podido hablar con el jerezano.

En esta entrevista de Carrasco, que espero que no sea la última que se le hace, hay varios puntos que merecen un análisis. Algunas frases son geniales, como esa de que “yo he tenido el toreo en mis manos en dos ocasiones, y se me ha ido. Por eso no soy nadie. Y eso es imperdonable. Para un profesional es un fracaso”. Y esta otra: “he estado a merced de los toros, no porque no supiera, sino por mis rodillas. Yo tengo más valor que El Espartero. Pero desde 1971, que estoy operado de las rodillas… ahí se acabó mi vida”. Realmente muy emotivo. Ya en las entrevistas citadas se expresaba de manera parecida, aunque en la le hice en 1987, la esperanza de remontar su carrera taurina estaba muy presente.

Deja una relación de toreros como pilares de la Fiesta. Creo que todos los aficionados estarán de acuerdo en esa relación con los matices lógicos personales. Siempre habrá quien quite a alguno de la lista para incluir a otro. Y también creo que es mayoritaria la impresión actual sobre la supremacía como torero de Gallito. Ahora, al cabo del tiempo, ya entiendo los motivos por los que mi padre, nacido en 1887 y que llegó a ver a Guerrita en los ruedos y también alcanzó a ver a Antonio Ordóñez y a Curro Romero, siempre me decía que el mejor de todos había sido Joselito, por encima de un genio como Belmonte.

Sin embargo, todo no podía ser perfecto. En esta entrevista hay unas frases que destilan una cierta amargura y una notable injusticia. Me sabe mal que Paula en este momento de su vida minusvalore y casi llegue al desprecio para la figura de Morante. Es injusto y también falso lo que dice de Morante. No dice nada, y eso es lo grave. Dice el gitano, “en los escasos seis meses que estuve con él he hablado de toros, de vacas, de toreros, de toreras; de lo divino y humano. Y ya está. Y le deseo a Morante, de todo corazón, lo mejor”. ¿Ya está? Tengo grabadas las palabras de Paula el día de su presentación como apoderado de Morante. Ese día opinaba sobre la grandiosidad del torero, “el único que ahora mismo es capaz de llevarme a una plaza de toros”. Son palabras textuales. Está bien que sea partidario de Tomás, porque ambos son toreros compatibles, pero esas palabras son de un desagradecimiento tremendo, porque lo que no debe olvidar Paula es que gracias a Morante ganó un dinero en el tiempo que lo apoderó. A Morante le sobraban personas para llevar su carrera. Por generosidad para un hombre necesitado de dinero y de prestigio, accedió a darle su carrera. No estuvieron más tiempo juntos porque Paula era un desastre como apoderado. Y cuando hubo que torear un festival en Madrid a su beneficio, ahí estuvo el de La Puebla. Es inmoral despacharlo con esas palabras, que contradicen lo que declaró en su día, por puro despecho. A veces, ocurre que es verdad que para ser torero no basta con ser genial en las formas, sino que hay que ser muy hombre, algo que falla muchas veces, como puede comprobarse.
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08 septiembre, 2010

Plaza en Utrera, a pesar de los políticos


El señor Curro Guillén murió en la plaza de toros de Ronda. Allí mismo se encuentra enterrado, bajo el albero que engalana la plaza de piedra de los toreros machos. Curro Guillén era natural de Utrera, que es la cuna del toro bravo. La ciudad sevillana es un centro taurino de primer orden. No sólo es la patria del citado y mítico torero, y de algunos más, sino que en sus campos se forjó el toro bravo de nuestros días, debido al asiento en su término de las castas fundacionales de Vázquez, Vistahermosa y Cabrera. En Utrera han nacido toreros - matadores, banderilleros y picadores - que le han dado lustre a la Fiesta de los toros.

La antigua plaza del Arrecife, que databa de 1892, murió por desidia. La pude ver abandonada, casi derruida por el paso del tiempo y el desinterés. La pena ahogaba al buen aficionado que pudo ver en aquella plaza sin callejón algunos festejos inolvidables. Cerró, murió y desapareció allá por el año 1995. Utrera lloró su afición sin plaza, clamó por un nuevo coso, casi perdió las esperanzas de volver a presenciar corridas, pero el milagro ha llegado. El 8 de septiembre se ha inaugurado un nuevo edificio de tipo multiusos que debe colmar las aspiraciones de los utreranos. Los niños de Utrera volverán a soñar con llegar a ser toreros, como Curro Durán o Luis Vilches, sus mejores ejemplos de la modernidad.

Si el 8 de septiembre ha sido una fecha para historia de la ciudad sevillana, es gracias a los propios aficionados de Utrera. Su permanente ejemplo de constancia para solicitar la nueva plaza ha tenido premio. Sin la labor callada pero insistente de muchos aficionados de Utrera, esta plaza nunca hubiera alzado sus tendidos. Nadie, salvo la afición, puede colocarse una medalla, pero mucho menos los políticos. Bueno, hay que darle el sitio a Pepe Dorado, que se fue del Ayuntamiento y apenas pudo poner la primera piedra de la maravillosa realidad de nuestros días. Después, años y años reaclamando al actual alcalde mayor celeridad para encontrar sólo las evasivas y la falta de compromiso. Enhorabuena a la afición de Utrera. Ahora, con la plaza en marcha, hay que seguir fomentando la afición. Por ejemplo, ¿por qué no un museo taurino en una ciudad tan torera? En Utrera hay suficientes motivos para abrir un Museo Taurino que muestre al mundo quién es la ciudad en el toreo.
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Cuando esto se acabe

La frase más repetida, la que sale de lo más profundo de nuestros corazones es, “cuando esto se acabe”. ¿Cómo será ese día de la vu...