09 marzo, 2015

La felicidad taurina es imposible en Sevilla

No recuerdo ningún año en el que la aparición de los carteles fuera recibida con el aplauso unánime de todos. Incluso en los tiempos de bonanza económica y normalidad en las relaciones entre toreros y empresa hubo siempre discrepancias. La situación actual está marcada por la profunda crisis económica que ha dejado los bolsillos de la mayoría sin caudales, al tiempo que se ha producido un enfrentamiento feroz entre los mejores toreros y los empresarios.

La crisis económica se ha agudizado para la empresa con la suma del elevado canon  que debe pagar a la Real Maestranza junto a unos impuestos generales excesivos. De cada 100 euros que entran en la plaza, menos de la mitad repercute en el propio toreo, es decir para pagar a toreros, ganaderos y a los propios empresarios, que mantienen una estructura empresarial que genera unos gastos considerables. 

Esta situación se ha agudizado en los últimos años, sobre todo después de algunas declaraciones llamando la atención sobre la realidad, hechas de forma altisonante, y que han sido la gota que ha colmado un vaso que  ya tenía desde hace tiempo presentaba una gran inestabilidad. Las relaciones con los toreros no eran buenas por variados motivos – con especial mención a los habituales desencuentros entre Morante y la propia empresa -, de forma que todo ello desembocó en la postura adoptada por las cinco máximas figuras a finales de 2013. Allí advertían que no volverían a torear en Sevilla mientras que esta empresa estuviera al frente de la empresa.

Esa situación parece que ha desaparecido. De hecho, al margen de la contratación de Manzanares, los restantes espadas han negociado este año para volver a torear en Sevilla. El caso de Perera es una excepción. Se entiende que estaban dispuestos a torear en la Maestranza. No se podría entender que El Juli y Talavante hayan hablado de corridas y compañeros si su primitiva intención era faltar a la cita sevillana. Sin embargo, lo que ha trascendido de esas negociaciones deja en mal lugar a los matadores, porque una vez que entablan conversaciones no parece que haya suficientes problemas como para desertar un año más de la feria. Todo ello con especial mención para el comportamiento de Morante, que ha dilatado las negociaciones hasta el punto de que los empresarios estaban convencidos de su presencia en la Maestranza, para finalmente dejar de torear por una serie de explicaciones que el aficionado normal y corriente no acaba de entender. Algunas explicaciones posteriores del torero y su apoderado no tienen consistencia.

Con esta situación de cuatro toreros importantes fuera del ciclo, la empresa ha confeccionado una feria con carteles que tienen mucho atractivo, pero que cojean por la falta de algunos toreros. Entre todos ellos, hay algo que ha sido señalado de forma negativa: la ausencia de Diego Urdiales. Y más que su ausencia, ha sido mal comprendido que ni siquiera se le haya llamado para ofrecerle algún puesto. Hay sitio sobrado para el riojano porque hay toreros anunciados que no pintan nada en la Feria.
Hay más toreros posibles: Salvador Cortés, Curro Díaz, Miguel Ángel Delgado, por ejemplo. Pues tampoco hubiera sido difícil incluirlos a la vista de los que están contratados. Todo ello con el detalle de que es una Feria mucho mejor que la de 2013 y que hay carteles con mayor interés para el aficionado.

La guinda de estos días ha sido la subida del abono. La empresa ha suprimido la bonificación del 15% que aplicó en 2014 y además ha incrementado el precio final con una novillada de más que se anuncia. En la rueda de prensa, de forma rápida y con escasa precisión, se dijo que se mantenían los precios. Esta subida, como no podía ser de otra forma, ha sido mal recibida por los abonados y podría repercutir a la hora de pasar por taquilla, mucho más un año en el que de nuevo la feria será televisada.
Así que es una pena que un ciclo con carteles y argumentos atractivos se quede empañado por detalles que podrían haberse evitado. La falta de llamada a Urdiales y la subida del abono han sido dos noticias negativas que vuelven a ensombrecer la temporada de 2015. Y es que en Sevilla parece que es imposible la felicidad taurina. 

La mejor información taurina en http://sevillatoro.es/

03 marzo, 2015

Rueda de prensa con megáfono en la calle

La presentación de los carteles de la Feria de Sevilla se convirtió en una larguísima exposición de fechas, citas, reuniones, contactos, mensajes, comidas, llamadas y mil detalles más por parte de Ramón Valencia. Más de 45 minutos explicando las negociaciones fallidas con Perera, El Juli, Talavante y Morante. Eduardo Canorea guardó un prudente silencio. En la calle, un grupo reducido vociferaba con megáfono en mano para torpedear el acto. Pedían la dimisión de Canorea, solo de Canorea. 

Después de la exhaustiva disertación de Valencia se abrió el turno de preguntas, aunque antes el empresario había dejado claro que no iban a opinar sobre la decisión de los ausentes. Quería que cada cual sacara sus conclusiones. Hubo pocas preguntas. Sobre la incomparecencia de Diego Urdiales no hubo ninguna razón especial para justificar lo que era un clamor. No vale decir que no se le ha llamado porque no podían darle un puesto adecuado. Tampoco vale decir que la petición de algunos toreros de dos corridas ha impedido la contratación de otros diestros. Diego Urdiales debería haber sido una prioridad a la hora de confeccionar los carteles de Sevilla.  

Es verdad que hubo pocas preguntas, pero es que Ramón Valencia lo había dejado todo trillado. Explicó lo sucedido, según sus notas y su versión, y declaró que no iba a entrar a valorar lo sucedido. Por eso alguna pregunta reincidente sobre los tiempos de llamadas, o preguntando los motivos de no contactar antes con algún torero, tenían poco sentido. Valencia había dibujado todos los pasos que la empresa había seguido (solo le faltó reseñar el menú de algunos almuerzos). 

Que Manzanares acepte torear en julio no quiere decir que fuera obligatorio publicar esa decisión en esa fecha. A los toreros se les llamó por orden, coincidieron en ganaderías, hubo que pedirles que dejaran alguna; en definitiva, se intentaron gestar unos carteles en los que la falta de voluntad por parte de los toreros ha sido determinante para que no acudan a la Feria más prestigiosa del mundo. 

Perera fue claro desde el principio. Otra cosa es que los motivos sean coherentes. Cuando un torero triunfa no debe quitarse de las plazas importantes; al revés, deben ir para confirmar su primacía. Pero no hay nada que objetarle. Desde el principio dijo que no quería torear en Sevilla.

En el caso de El Juli, la impresión es que sus motivos son que no toreaba Perera y que no se había hablado aún con Talavante. Cada uno manda en su hambre y en su fortuna. No parece que El Juli tuviera razones para quitarse del cartel.

Lo de Talavante raya el esperpento. Le dan lo que quiere, lo acepta su apoderado y se quita en un micrófono. Es más, habla de maltrato. Su representante, José Miguel Carvajal ha tenido que admitir que no hubo maltrato. 

Y lo de Morante se conoce con mensajes incluidos. Cinco corridas, carteles de lujo, sin haber hablado de dinero, con todas sus peticiones satisfechas, con un interlocutor para tratar de revertir la situación y un comunicado mínimo y nada más. Luego se han conocido los detalles de algunos mensajes que dejan su imagen a los pies de los caballos.  

La Feria tiene argumentos. Por supuesto, es mejor que la de 2014. Valencia explicó bien el motivo de que no se anunciaran las ganaderías en diciembre. No podían con las idas y venidas de los matadores. Es excesiva la segunda tarde de algunos toreros y falta Urdiales. Esta ausencia, sin ninguna explicación válida, enturbia un trabajo que no ha sido fácil antes las circunstancias. Y también deberían estar en los carteles Salvador Cortés y Miguel Ángel Delgado.

La feria vuelve a Canal Plus. Los abonos no bajan. Las novilladas son de lujo. San Miguel es una incógnita. En fin, que la empresa debe espabilar porque a la vista de lo contado las posturas han quedado muy enconadas para el futuro. De pronto me acordé de aquellas presentaciones en Río Grande con mariscos por medio. De aquellos banquetes hemos pasado a un acto con cuatro tíos gritando en la calle con un megáfono.  

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Cuando esto se acabe

La frase más repetida, la que sale de lo más profundo de nuestros corazones es, “cuando esto se acabe”. ¿Cómo será ese día de la vu...