Todo vale en Andalucía

Dejando sentado por delante que no presencié la corrida de Ubrique del pasado domingo en la que se indultó un toro propiedad de Jesulín de Ubrique, naturalmente por parte de su hermano Víctor Janeiro, la lectura de dos textos publicados (http://cordobataurina.blogspot.com/2009/10/reflexiones-en-torno-al-indulto-andaluz.html y http://loscaminosdeltoro.blogspot.com/2009/10/indulto-asi-no.html) me confirman que debió uno de esos indultos que lastiman la sensibilidad de cualquier buen aficionado.
Hace un año publiqué un comentario (http://www.sevillatoro.com/noticias_detalle.asp?ano=2008&offset=120&id_noticias=1951) sobre los indultos del año 2008. La Consejería de Gobernación había mandado una nota en la que se mostraba muy feliz de que se hubieran indultado reses en plazas portátiles y en festivales. Es decir, se ponía de manifiesto que la administración hacía caso omiso del Reglamento Taurino de Andalucía, porque en lugar de publicar que habían sancionado a los presidentes de tales indultos, lo que hacía era promocionar lo antirreglamentario.
En realidad, es lo que ahora hace la administración desde que se marchó José Antonio Soriano. El Reglamento Soriano fue el esfuerzo, no totalmente acertado, pero digno, de un equipo por hacer un articulado de consenso. Tras Soriano, sólo se limitan a mantener reuniones, insistir de forma propagandística en que se ayuda mucho a los toros, pero se han olvidado, entre otras cosas, de vigilar la pureza de la Fiesta. Por ejemplo, les importa un bledo si se afeitan los toros y quieren indultos a toda costa.
Para su política de escaparate, se amparan en los medios de titularidad pública de Andalucía. No hay nada más demagógico que los comunicadores que aparentan defender la Fiesta pero omiten la realidad. Los programas de radio y de televisión de Canal Sur están bien envueltos, son aparentemente atractivos, engatusan a muchos, pero tapan todos los artilugios que corroen las entrañas de la Fiesta, no se paran a realizar un análisis serio de las corruptelas que realizan los llamados taurinos y, cómo no, piensan que todos los indultos son maravillosos; sean donde sean, todos son buenos.
Ese indulto de Ubrique, condenado por plumas tan fiables como las de Luis Miguel Parrado y Salvador Giménez, de los que me fío de verdad, se inscribe en esta telaraña de políticos de escaparate y de medios de comunicación engañabobos. Porque, lógicamente, el indulto de Ubrique fue coreado por quienes retransmitían la corrida para toda Andalucía. Tampoco se puede esperar mucho más. En una ocasión, uno de los comentaristas, cuando se le advertía por parte de su compañero que la estocada que estaba cantando era en realidad un bajonazo, dijo a voz en grito: ¡Y qué más da! Pues eso, que todo vale, hasta un bajonazo. ¡Y qué más da que se indulte un animalito noblón por parte un clan para hacerse propaganda en la televisión!
Foto:: enelalbero.blogspot.com/
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Pregoneros foráneos

La elección de Francis Wolf como pregonero de la Feria taurina de 2010 en Sevilla es muy buena. Lo es por la propia significación del personaje como por que supone que quien se suba al escenario del Lope de Vega sea un intelectual francés.


Dicho esto, no está de más matizar que la Real Maestranza se ha olvidado en estos años de los sevillanos para este alto honor. Se podría decir que incluso de los andaluces (sólo Carlos Herrera y Clavero Arévalo son andaluces entre los pregoneros de los últimos diez años). Nada que objetar a nombres tan distinguidos como Arturo Pérez Reverte, Enrique Múgica, Albert Boadella, Andrés Amorós, Fernando Savater, Carlos Fuentes, Bartolomé Bennassar o Mario Vargas Llosa, todos ellos verdaderas eminencias culturales. Pero digo yo que entre los nacidos cerca de la Real Maestranza también habrá algunos que puedan cumplir con suficiencia la misión de anunciar la temporada taurina en Sevilla.

¿O es que ya no hay gente por Andalucía capacitados para el pregón, como en su día lo fueron Pareja Obregón, Álvaro Domecq, Montero Galvache, Ramón Vila, Benítez Carrasco, Aquilino Duque o Aurelio Verde?

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El sitio de la Fiesta en 2010

A los aficionados con muchos años de toros nos cuesta mucho trabajo admitir que los tiempos han cambiado y que la Fiesta ocupa un lugar menos importante en la vida de un país llamado España. Pero las cosas hay que admitirlas como son, mantenerlas lo mejor posible y buscarle la ubicación más adecuada a los tiempos que corren.

La Fiesta de los toros es uno más de los espectáculos que hoy tienen los españoles entre otras múltiples ofertas de ocio y entretenimiento. Y no hay que buscarle más vueltas ni rasgarse las vestiduras. La oferta ha cambiado, es inmensamente más amplia, son tiempos distintos y los toros tienen una parcela menor que hace cincuenta años en la vida cotidiana del país. Por si fuera poco, una educación cada vez más dirigida a la protección de los animales, ha conseguido que multitud de chavales ni se preocupen de conocer la corrida, porque desde su más tierna infancia les han inculcado que el sacrificio del toro en algo cruel e impropio de una civilización moderna.

El toreo debe competir contra otras ofertas y debe prepararse para ello, porque la mayoría de los espectáculos están permanentemente modificando su diseño, mejoran sus contenidos y se apoyan de la técnica más avanzada para resultar ser más atractivos. Lo hace el teatro, el cine, los juegos de ordenador, hasta el fútbol aprovecha la televisión para estar en primera línea y así podríamos seguir, sin olvidarnos de los medios audiovisuales que se convierten en armas sofisticadas para mantener enganchados a la mayor parte posible de clientes.

Ante esta avalancha, ¿qué hace la Fiesta para competir al mismo nivel? Porque ya el toreo no es el único espectáculo que se oferta, porque la corrida no se ha modernizado para captar nuevos adeptos que la consuman con asiduidad, porque el toreo sigue anclado en métodos y medios ancestrales y, para su desgracia, ha perdido vivacidad, dinamismo y grandiosidad. La corrida de estos días sólo interesa a los muy aficionados, salvando determinados festejos puntuales con espadas llamativos que llenan las plazas de forma ocasional, pero que en absoluto pueden ser el sostén de una actividad como es la tauromaquia. Veinte corridas de no hay billetes son muy importantes, pero no salvan a la Fiesta.

Y es que la corrida actual necesita cambios profundos para enganchar a nuevos entendidos. A vuela pluma, la corrida de toros debe dinamizarse, el toro debe ser más fiero, hay que buscar la forma de agilizar los contenidos, la emoción debe volver a ser la enseña que presida todo lo que acontece. En esta tarea deben empeñarse con diligencia y rapidez los empresarios (hay que bajar los precios de las entradas), los toreros (hay que buscar y exigir toros encastados), los ganaderos (que deben cambiar de forma radical el toro cansino y aburrido que nos abruma y arruina), la autoridad (que debe modificar algunos contenidos para agilizar los festejos), en fin, todos deben percatarse que el toreo es una oferta más de estos tiempos, que lo tiene complicado para volver a la primera línea y que tiene que cambiar profundamente para captar más seguidores.

No son los tiempos de Lagartijo y Frascuelo, menos los de Joselito y Belmonte, ni siquiera estamos en la postguerra de Manolete o en los tiempos maravillosos de Antonio Ordóñez, El Viti, Puerta, Romero y Camino. Estamos en las puertas de 2010 y el toreo necesita cuidados, mimos, muchas vitaminas, alguna imaginación, simplemente para ser uno más entre tantas posibilidades que existen en el panorama del ocio. La sangría de aficionados que desertan (probablemente porque no son tan aficionados) es muy grande. Insisto, no hay que rasgarse las vestiduras. La Fiesta nunca será lo que fue a comienzos del siglo XX, pero es algo grandioso que tenemos que poner en su sitio para mirar con desparpajo a cualquiera otra oferta lúdica. Pero si no cambia, la hecatombe puede ser fatal.

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Temas pendientes: Juan Murillo

Al margen de una temporada para olvidar pronto, el año sevillano nos ofreció una noticia llamativa. Fue la dimisión de Juan Murillo como presidente de la Real Maestranza. En los círculos cercanos a Juan, e incluso en los ambientes taurinos bien informados, la noticia no fue una gran sorpresa. Se conocían las tensiones con la Delegación de Gobernación. Sin embargo, el momento del adiós, que fue al acabar la Feria de Sevilla en mitad de la temporada, sí fue inesperado.

Juan Murillo era el decano de los presidentes sevillanos. Su trayectoria es positiva. No siempre acertó, como es lógico, pero mantuvo el equilibrio en sus decisiones fuera del palco y en el mismo. Particularmente, siempre encontré a una persona dialogante y amable. Creo que Juan Murillo no puede tener ninguna queja del tratamiento que recibió en sus años de presidente por parte de la prensa en general, como tampoco por la mía en particular.

En el momento del adiós escribí en http://www.sevillatoro.com/ un artículo de opinión que les dejo aquí http://www.sevillatoro.com/opinion_detalle08.asp?ano=2009&offset=15&id_opinion=235) en el que había detalles que no le gustaron a Murillo y bien que me lo hizo saber en su momento. A estas alturas de nuestras trayectorias, Juan debe saber que no voy a escribir sobre algunos asuntos sin tener fuentes de información seguras. Mantengo casi la totalidad de lo escrito en su momento, con algunas dudas. Aquello del pulso de Juan Murillo con la Delegada de Sevilla sigue en pie. Tal vez no sea totalmente verdad que se había marchado 5 minutos antes de que lo cesaran. Carmen Tovar no lo iba a cesar en medio de la temporada.

En su marcha, Murillo dijo que estaba cansado de tirar del carro en solitario, lo que le sentó mal a otro presidente, en concreto a Gabriel Fernández Rey. Cuando han pasado más de seis meses de su adiós, con un palco sevillano que necesita una remodelación urgente para el próximo año, Juan Murillo sigue sin dar explicaciones públicas del motivo definitivo de su marcha. Sólo la información certera acalla los rumores. Se marchó también Ruperto de los Reyes, algo lógico porque se había encontrado sin equipo y con un tratamiento poco señorial.

No sé si Murillo volverá a presidir corridas en la Maestranza. Mientras esté Carmen Tovar creo que es imposible. Me han preguntado si lo echo de menos. Sí, se le echa de menos, pero si alguna vez vuelve, antes debe explicar a todo el mundo con meridiana claridad los motivos de su huída. Y se supone que si vuelve es porque los problemas se han resuelto.

Como el palco sevillano tiene aún muchos temas que resolver, en otras entregas de este blog continuaremos abordando estos temas pendientes.

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Tomás y Sevilla, obligados a entenderse

José Tomás ha comenzado a planificar la temporada 2010. De entrada, 26 corridas muy bien seleccionadas. Incluye dos en Madrid, irá a Salamanca y quiere torear en Sevilla. Lo normal sería el Domingo de Resurrección y otra, el Corpus, en la que no haya televisión.

El torero y su entorno han entendido que un año más sin pisar Las Ventas y la Real Maestranza le acarrearía muchas críticas. El matador quiere, especialmente, torear en Sevilla. Álvaro Núñez del Cuvillo tiene la corrida de Sevilla en el campo.

¿Qué puede pasar? Si José Tomás quiere torear en Sevilla, la empresa Pagés no puede pasar ni un año más sin contratarlo. Ya no valen las excusas. Ni el dinero ni los toros de Cuvillo. Hay que contratarlo como hacen las demás plazas en las que actúa. Es cierto que hay que pagar mucho; es verdad que hay que claudicar ante Cuvillo, al que no se le quiso pagar hace dos años la subida que exigía y ahora hay que anunciarlo en Sevilla.

La afición no entendería unos carteles sin el de Galapagar. Dicen que los maestrantes, propietarios de la plaza, tampoco. Por tanto, sólo queda negociar. Es lo que tienen que hacer Eduardo Canorea y Ramón Valencia. Si Tomás no está en los carteles, todo el peso de la culpabilidad recaería en la empresa.

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El desastre los presidentes en Andalucía

El Reglamento Taurino vigente en Andalucía es presidencialista. Concede a los presidentes la última palabra en casi todos los temas, pero llama más la atención en el asunto de los reconocimientos, donde los veterinarios pueden dictaminar la idoneidad o no de un toro, pero ello no es vinculante para el usía, que puede hacer lo que quiera. Por este motivo, en las plazas andaluzas se han vivido situaciones absurdas cuando una corrida ha sido rechazada por los veterinarios porque no cumplían con el mínimo exigido para esa plaza y el presidente los ha aprobado por su cuenta. Esto ha pasado en Almería, Málaga, Algeciras y Huelva, por ejemplo.


Pero donde se produce la catástrofe de la mayoría de los presidentes de Andalucía es en el propio palco. Se permite que los toreros pidan el cambio de forma llamativa antes de que los toros lleguen al picador (lo hace siempre El Fandi y los presidentes lo suscriben de forma inmediata), se permiten tercios de banderillas con dos pares (es verdad que lo permite el Reglamento, pero impide que muchos banderilleros puedan desmonterarse), no se contabiliza el tiempo de los avisos (algunos han enviado el primer recado a los 13 minutos del primer muletazo, como ha pasado en Huelva), y se conceden orejas lamentables, ciertamente pedidas por la mayoría, pero que vulneran los principios elementales de la tauromaquia (el del domingo en Jaén dio una oreja a El Fandi tras un metisaca en los bajos que fue mortal para el toro en pocos segundos).


Los presidentes deben educar a los públicos con sus actuaciones, incluso dejando de aplicar al pie de la letra el Reglamento. En Jaén, la masa indocta podrá creer que la suerte suprema es absurda, porque se pueden cortar orejas con espadazos infames (por cierto, espero que un día un torero se niegue a recibir ese tipo de trofeos en un acto de dignidad). Pero los presidentes son unos señores que no quieren problemas, incapaces de ponerse en el sitio y ser abroncados para defender los principios mínimos de la ética taurina. Lo único que quieren es seguir en el palco a toda costa sin molestar ni a la empresa, ni a los toreros ni a la masa vociferante que pide trofeos. Estos son los presidentes que pululan por los palcos andaluces. No todos son iguales, pero es preciso dejar claro que los de Huelva, Granada (todos los que suben, que son unos cuantos), Almería y Jaén son una verdadera calamidad y que alguien debería expulsarlos de los palcos para sanear el toreo. Es un asunto de autoridad, que realmente no existe. Y para que nada quede suelto, decir que en Sevilla, Córdoba y Málaga, plazas de primera, también son muy malos, con mención en la parte negativa para Gabriel Fernández Rey, Manuel Rodríguez y Ana María Romero. Con estos presidentes, la fiesta tiene otro motivo para ir en caída libre. Cómo echamos de menos a Paco Teja, a José Luis Fernández Torres, a Santiago Dueñas, a José García o a José Luis León.
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Abonados de Sevilla, en busca del tiempo perdido

La Unión Taurina de Abonados y Aficionados de Sevilla (UTAA Sevilla) intenta comenzar de nuevo. Al principio de su fundación llegaron a unirse más de 500 aficionados en torno a una entidad que prometía la defensa de los intereses de los abonados. Aquella Unión fracasó, en la actualidad apenas hay 50 miembros activos y los actuales directivos intentan volver a caminar.

Las Uniones de Abonados son legales y necesarias. A ningún taurino sensato ni a ninguna empresa coherente deben molestarle los abonados unidos en asociación. Y deben estar ahí con el beneplácito y la ayuda de todos siempre que sus actos tengan como fin principal la defensa de sus asociados y la difusión y promoción de la Fiesta. No deben caer en el error de emitir sólo comunicados de protesta, sino que sería un brillante ejercicio de lucidez alabar lo que se haga bien. Algunas se hacen bien.

En este sentido, es preciso que haya diálogo. Ni los taurinos, ni tampoco la empresa, deben considerar a los abonados como sus enemigos. Tampoco deben despreciarlos porque en Sevilla sólo haya unos cuantos, muy pocos, asociados. El diálogo es necesario por ambas partes. La autoridad, por su lado, debe entender que representan a los aficionados sevillanos (es como si alguien pusiera en duda la idoneidad de algún sindicato obrero para negociar con el Gobierno porque tienen un porcentaje escaso de afiliados).

Y los abonados deben sacar el hacha de guerra con medida y prudencia. No valen las descalificaciones a priori, como tampoco la permanente búsqueda de lo que está mal hecho y cebarse en ello. Tampoco deben olvidar que los toros salen buenos o malos al margen de las empresas. Y también deben abrirse a todo el taurinismo. Tampoco se puede ignorar a nadie. Si algunos sectores no han respondido a la llamada de los abonados, la obligación de esta entidad es convencer a todos de las buenas intenciones que adornan sus hechos y opiniones.

Sólo así, con apertura, diálogo y grandeza de miras, UTAA Sevilla podrá despegar y se ganará el respeto de todos. De lo contrario, me temo que será un grupo de inconformistas emitiendo notas al amparo de algunos medios de escasa resonancia en la sociedad. En la parte que me corresponde, les abro la mano. Pero hay que encauzar muchas cosas.

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Obras en la Maestranza de Sevilla ¿Suben las entradas?

Hoy martes han comenzado las nuevas obras en la Real Maestranza de Caballería. Se trata de continuar con las realizadas en las gradas impares de sombra el pasado año. Ahora, en una sola actuación le llega el turno a las pares de sombra y a las de sol. Con ello, toda la totalidad del graderío maestrante estará reformado para el día 4 de abril de 2010, Domingo de Resurrección. Estas obras tienen como principal objetivo la de adoptar el edificio a las normas de seguridad vigentes, dotando a estas localidades de mayores espacios, pasillos más amplios y mayor comodidad para los espectadores.

Como ya ocurrió con la reforma de las gradas impares, en esta ocasión volverán a reducirse el número de localidades. Las sombras pares verán reducido su aforo en un 39% con respecto al actual. Se pueden perder en torno a las seiscientas localidades. En la zona del sol, la obra es más muy complicada por la irregularidad del edificio. La reducción en localidades de grada de sol será del 25%, en total unas seiscientas localidades menos que en la actualidad.

Es decir, que esas localidades baratas de la plaza, las gradas, ya de sol o de sombra, van a subir de precio. Las gradas de sombra lo han hecho casi en un 100%. Bueno sería que las de sol no subieran nada, porque con la que está cayendo con la crisis, si la localidad más barata de la plaza sube más del 50% del precio actual, la deserción puede ser de época. Y la Fiesta de los toros no está para deserciones.

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Pinar debuta en Sevilla con polémica

Rubén Pinar ha debutado en Sevilla como matador de toros y ha dejado la huella de un torero muy listo, habilidoso, templado, pero demasiado enterado para su edad. Tiene facilidad para llevar los toros muy tapados con temple, es un fiel calco de El Juli. En su contra, carece de estética al torear. Todo lo sacrifica por llevar al toro prendido en la muleta, aunque se olvida de ponerle algo de sentimiento a su obra.

Su tarde ha sido buena. Otra vez se ha comprobado que los toros que parecen mejores le tocan a los que están en mejor momento. Bolívar y Cortés no han tenido toros, pero han dejado la sensación de que no estaban en su mejor momento. Para Pinar había toro en cualquier sitio.

La polémica de la tarde ha sido referente a una posible segunda oreja para Pinar en el tercero. No había toreado bien con el capote, la faena había sido apañada sin esa rotundidad precisa, pero al matar quedó pendido de los pitones en una escena escalofriante. Ese detalle ha sido suficiente para que una buena parte de la escasa concurrencia haya pedido la segunda oreja, que la presidente ha negado con excelente criterio. Algunos querían rasgarse las vestiduras. Así está Sevilla, así se quiere paliar la caída libre de la plaza, su música tocando sin motivo justificado y tanto toro malo como sale por los chiqueros. Lo quieren tapar con orejas a diestro y siniestro.

Sin restarle méritos a Rubén Pinar, esa petición enloquecida de la segunda oreja pone de manifiesto el deterioro de esta plaza. Dos orejas deben ser para obras grandes. Y Pinar estuvo bien, habilidoso y despegado, fue cogido al matar, por fortuna sin consecuencias, pero por esa labor no pueden concederse dos trofeos.

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Jesulín, ¿a usted quién le ha llamado?

En este panorama torero tan carente de seriedad y autenticidad, sólo falta la vuelta a los ruedos de Jesulín de Ubrique para enrarecer aún más el cotarro. De entrada, su vuelta será un gran aliciente para algunas cadenas de televisión, que han utilizado a la Fiesta para su propio beneficio.

En un momento en que se pide más verdad en todos los estamentos, cuando incluso al idolatrado José Tomás se le exige que se exhiba en plazas como Sevilla y Madrid, que compita con sus verdaderos rivales y que mate toros serios, viene Jesulín y dice que vuelve.

Como siempre he considerado que Jesulín de Ubrique ha sido un buen torero, entendiendo por tal a quien posee una técnica prodigiosa, un temple milimétrico y un valor sereno, puedo ahora decir solemnemente que Jesulín no pinta nada en el panorama torero del momento actual.

Porque el de Ubrique no vendrá a competir en plazas responsables con toros de primera, seguro que se apunta a las temporadas planificadas con un número concreto de corridas frente a reses seleccionadas con esmero. Si vuelve de verdad, retiro mis palabras.

A propósito de las vueltas de los toreros que se retiran, viene a cuento lo que dijo en una ocasión Belmonte a un diestro que, feliz y gozoso, le anunciaba su reaparición. ¿Y a usted quién le ha llamado?, dijo El Pasmo de Triana. Pues eso. Jesulín, ¿a usted quién le ha llamado?

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Moreno y Vilches, dos buenos toreros

Quien lea el título se extrañará. Moreno es el cordobés José Luis; Vilches es el utrerano Luis. Dos toreros, y muy buenos ambos, con algunos detalles comunes, aunque en estos finales del año 2009 en diferentes momentos.

José Luis Moreno es un matador de calidad que no ha roto por muchas circunstancias, algunas de ellas inherentes al propio espada, y otras por culpa de sus paisanos cordobeses. Moreno no ha dado el paso adelante en algunas ocasiones, la espada le ha jugado malas pasadas y algunos percances le han frenado más de la cuenta. Todo esto pueden ser problemas del propio torero, pero en Córdoba no le han querido lo suficiente y no le han apoyado tanto como a otros. Este año, sin ir más lejos, firmó una feria sensacional y no se le concedió el Trofeo Manolete. Algunos sectores de la ciudad califal protestaron, pero otros miraron a otra parte. Por fortuna, sus recientes triunfos en Madrid y Pozoblanco le han colocado en boca de todos. Merece continuidad y debe apretar el paso para no volver a dejarse ir este trozo del pastel que merece comerse.

¿Y el utrerano Luis Vilches? Es otro torero muy bueno, de calidad similar a Moreno, que también se ha dejado ir muchos triunfos por su apatía, el manejo pésimo de la espada y algunas cogidas graves. Moreno lo está arreglando, pero Vilches anda ahí sin remontar, cuando todos sabemos que su muleta, su prodigiosa izquierda, es capaz de levantar a los más exigentes del tendido. Se antoja complicado el futuro para Vilches, que este próximo año no lo tendrá fácil para estar en Sevilla y Madrid es una aventura.

Moreno y Vilches; un cordobés y un sevillano unidos por su calidad. Moreno tiene expectativas de futuro, mientras que Vilches debería tenerlas, pero no se sabe si realmente existen esas posibilidades. Que Moreno aproveche este momento y que Vilches salga del túnel oscuro en el que ahora anda sumido.

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Carmona y su gesta en Osuna

El toreo en una fuente continua de sensaciones. También de amarguras. Y de alegrías. Los que andamos en la tarea de contar lo que sucede, muchas veces cometemos algún error y le damos poca importancia a acontecimientos cruciales en la vida de un torero. En mi caso admito el mea culpa por no haberle dado todo el sitio necesario a la encerrona de Ángel Luis Carmona en Osuna el pasado domingo. Me imagino las ganas con las que se habrá preparado, cómo saldría a la centenaria plaza y las horas que habrá soñado con una corrida que le diera un pequeño empujón hacia la meta de ser alguien en este complicado mundo de la fiesta.

También ocurre que, a veces, sin quererlo, las cosas se hacen mal desde el principio. Si Carmona se anuncia en otra fecha el eco de su triunfo hubiera sido infinitamente mayor. La circunstancia de que ese domingo 4 de octubre se celebrara una novillada en la Maestranza le ha restado toda la publicidad posterior. Ningún crítico taurino de primera fila de Sevilla acudió a Osuna, algo que sí habría pasado si no coincide con la novillada. Algunas cosas hay que pensarlas mejor.


Ha pasado el festejo. Dice Jesús Sánchez que ha resuelto la papeleta con dignidad. Me alegro de corazón. Sería precioso que esa corrida en solitario fuera un punto de inflexión en la andadura de Carmona. No sé si será así, porque esto de torear se ha puesto casi imposible. No debe conformarse Carmona con saber que ahora es más que posible su presencia en Osuna en la Feria de 2010. Debe aspirar a más, aunque me temo que su gesta no ha tenido la resonancia que posiblemente ha merecido.

El Cid, un torero sin poetas

El Cid descansa y se recupera en Salteras. Ha cortado la temporada con acierto. El año 2009 lo debe borrar de sus recuerdos. Se le atravesó la corrida de Victorino en Sevilla y todo el año ha sido una sucesión de desgracias.


En algunos momentos se le ha visto con el sitio perdido, cuando ese detalle de la colocación en la cara de los toros era una de sus mejores virtudes. Ha fallado en sus feudos de Sevilla, Madrid y Bilbao. Los percances se sucedieron como señal de que algo no funcionaba.

En unas declaraciones a Luis Nieto en Diario de Sevilla se queja del trato de la crítica. Lleva razón el torero. Hay compañeros de oficio que viven todo el año de una tarde buena, mientras que a otros les pasan factura por una sola mala. Entre estos últimos está Manuel Jesús, que ha podido entender que los que antes se rompieron en halagos, ahora han sacado los cuchillos para cortarle el paso. Es la propia historia de la vida; es la norma en el toreo. El Cid pertenece a esa rara especie de toreros que tienen que estar bien siempre, que necesitan reivindicarse en cada feria, de los que no pueden relajarse porque enseguida salen los depredadores para quitarle incluso las glorias del pasado.

Sólo le queda un camino para el futuro: seguir en la senda de los años anteriores, porque si no es así la jauría de lobos seguirán dando mordiscos y querrán borrar hasta sus tardes de triunfo. El Cid es un torero muy grande, pero carece de carisma, de ese detalle de imposible descripción que adorna a algunos y les permite caminar tranquilos porque siempre tienen a alguien que les canta. El Cid no tiene poetas. En su muleta y su espada quedan la posibilidad de callar las bocas deslenguadas que lo han masacrado en 2009.

Morante, de plaza en plaza

Morante llevó la gente y el ambiente a Madrid. Se supone que la empresa suspiró con la presencia de Morante, que con un dedo magullado y la cabeza trastornada, se puso el terno lirio para que Las Ventas respirara como las tardes más recordadas.


Morante se dejó ver en dos lances sueltos con el segundo, otro par de chicuelinas muy sevillanas y algunos naturales perfectos a ese mismo toro. Todo sin orden ni concierto, sin ninguna ligazón, sin estructura de faena. Madrid le jaleó, tal vez porque esperaba más grandeza en lo que quedaba por delante que por la propia entidad de su labor. El toro, bravucón, con un punto de genio, tenía mucho que torear. Morante tiró detalles. El público se contentó y esperó al quinto.

Ese quinto no fue bueno. La verdad es que ni se sabe cómo fue. Morante se puso delante sin mucha convicción y macheteó por bajo. Ahora se enfadaron, como deben enfadarse los públicos con un torero de arte.


Por delante, Julio Aparicio. Todo muy oscuro fue para el hijo de Maleni, como su mismo terno torero. el primero, ensabanao, precioso, era noble y flojito. Debió estar mejor, pero entre pase y pase le asaltaron dudas. Sólo cabe apuntar un comienzo de fane de muleta muy torero y con su gota de pellizco. Y con el cuarto, casi nada. Ganaron las dudas.

El tercero fue un animal sensacional. De nombre Ventanero, empujó en bravo al caballo de José Doblado y acabó derribando. Y como buen bravo, repitió en una segunda vara. Curro Molina lo bordó en banderillas. Castella hizo una faena de la casa. Comenzó con los cambios por la espalda y rompió a toro por abajo con temple y largura, toreando con el compás muy abierto con la izquierda. El toro era una máquina de seguir una muleta. Castella cuajó tandas emotivas para acabar con sus clásicos parones en la cara del toro. La plaza deliró. La estocada cayó ligeramente caída y las dos orejas se concedieron con extremada velocidad. Si hubiera toreado con el capote o matado por arriba, tal vez..., pero la plaza las pidió. Así es Madrid ahora, igual que cualquier plaza de provincias. El palco no le dio la vuelta al toro.

 El sexto fue noble pero se apagó antes. Castella estuvo ahora más técnico en una faena ligeramente despegada, vistosa, pero como si ya estuviera conforme con lo anterior. Listo como es, el francés de Sevilla le dio dos circulares invertidos muy logrados y la gente enloqueció. Madrid es como cualquier plaza española. No mató bien y perdió una oreja.


La corrida pasó pronto. Son corridas con artistas que si no lo ven claro tiran por la calle de enmedio. Nuevo triunfo de Núñez del Cuvillo, zambombazo para Castella y Morante que sigue de plaza en plaza.

(Texto escrito después de asistir en directo a la corrida de Madrid).