San
Miguel ha sido un ciclo con argumentos. Es cierto que, en general, el toro ha
fallado por su mal juego, pero ha salido el toro bien presentado a la Maestranza. En
realidad, algunos estaban pasados de romana y con hechuras que hacían poco
probable que fueran aprovechados, pero en estas tres corridas ha habido toros
serios en la plaza, algo que es digno de ser resaltado. El juego ha sido otra
cosa. En la de Pereda
hubo dos que se dejaron más. En la de Torrealta , dos buenos que fueron primero y
sexto. Y en la que cerró el ciclo, sólo uno de Fraile que abrió el festejo tuvo
bondad y cierta clase. En verdad es muy poca cosa. Seriedad hubo; calidad, muy
poca.
Estos
festejos de otoño tienen un problema para que los ganaderos puedan presentar
corridas parejas. La de El Pilar
fue un conjunto de retales, casi una limpieza de ganadería. En esta corrida
pasó algo que no se puede consentir. El primero, muy noble, apareció al final
con el pitón izquierdo totalmente desmochado. No es posible que tal cosa ocurra
sin la existencia de maniobras artificiales. La autoridad debería entrar a fondo en estas cuestiones.
Se podría
decir que, como norma general, los toreros han estado por encima de las reses.
En cada uno de los tres espectáculos hubo buenas noticias de toreros. En la que
abrió la serie del viernes, fue una delicia ver a David Mora tan torero y tan
elegante con sus dos toros, sobre todo con el segundo, así como disfrutar con
su brillante toreo de capa y una estocada sencillamente perfecta. Fandiño se
comportó como una valiente sin espada. Se quedó sin premio por ello. Esaú debió
apretar más con el sexto, un toro posible con el que todo quedó a medias.
En la
corrida de Torrealta lo bueno sucedió al principio y al final. El Cid se mostró
torero y profesional, la plaza estuvo cariñosa con el recuerdo de tantas tardes
de triunfo y paseó un trofeo barato. En esta segunda corrida, lo más intenso
llevó la firma de un entregado y solvente Alejandro Talavante. Está crecido,
mueve los engaños con suavidad y tiene ese detalle de que es un torero con
capacidad para improvisar en la cara del toro y sorprender a los espectadores.
Su faena al sexto fue de clamor, llena de matices y apuntes que le convierten
en un matador necesario por su destacada
personalidad. Ese mismo día Castella no tuvo suerte con su lote, pero tampoco
el francés estuvo fresco y despejado de mente.
Lo mejor
de la corrida final fue el llenazo que registró la Maestranza. Es
verdad que estaban acartelados El Juli y Manzanares, pero era septiembre y no
abril. Así que una entrada espectacular que pone de relieve que los buenos
carteles siempre interesan en Sevilla. La corrida de El Pilar se cargó el
festejo. La bondad del primero, con el hierro de Fraile, nos dejó un gran sabor
de boca en la faena bellísima, natural y elegante de Curro Díaz , que llenó de
perfume caro la
Maestranza. Curro Díaz mató de forma soberbia. Su oreja fue
de las que tienen la virtud de poner a todos de acuerdo. El Juli fue capaz de
que el segundo, una mole, embistiera. Faena de figura grande que no remató con
la espada por la propia condición del toro. Manzanares se estrelló contra otro
monstruo de seiscientos kilos sin fuerzas y un sobrero de Salvador Domecq que
fue informal por el derecho y canallesco por el izquierdo. El buen toreo de Curro Díaz le puso el
argumento a la tarde, lo mismo que la soberbia cuadrilla de Manzanares.
Trujillo saludó con Blázquez en el sexto con la música de fondo. Antes, Curro
Javier dibujó capotazos enormes. Sólo por ver a esta cuadrilla se amortiza el
precio de la entrada.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com
mejor que el año pasado,pero con bastantes inoperancias.
ResponderEliminarretomando lo de barcelona,abogaria para que la feria del toro que se hacia en sevilla y ya finiquitada,se pudiera realizar todos los años o cada dos años en Barcelona.
el cortinar
Me falto ver más a Fandiño y a Mora, toreros que el año que viene daran que hablar. Castella y Cid, dos incognitas para el año que viene.
ResponderEliminarUn saludo Carlos,