El toreo ha caballo ha
sufrido una evolución que ha pasado inadvertida para los aficionados en
general. Tal vez convenga decir por delante que son muy pocos los que entienden
de toreo a pie, pero menos son los que saben de rejoneo. La mayoría de los que
somos seguidores del toreo comprendemos a un hombre con un capote y una muleta,
pero no somos capaces de desentrañar los misterios de un caballo bien domado y
de las suertes del rejoneo realizadas con pureza. Si hay cada vez menos buenos
aficionados al toreo clásico, también esa misma depreciación se ha sufrido en
las corridas de rejoneadores. El rejoneo ha cambiado de la noche al día, no
quiere decir ello que sea ahora mejor o peor, es distinto.
En lo que me concierne, mi nacimiento a los festejos de rejones está unido a don Ángel Peralta, paladín de un tipo de rejoneo ya extinguido. En algunas entrevistas que le realicé cuando estaba en activo, el Centauro de
La llegada de José Samuel Lupi con sus quiebros espectaculares sobre Sudeste y la ardorosa vitalidad de Álvaro Domecq Romero, dieron paso a un caballero rejoneador que colmó nuestra percepción de lo que debería ser la lidia de un toro a caballo: Javier Buendía. La pureza del rejoneo del sevillano, su concepción de los terrenos, su verdad ante el toro, llenó por un tiempo este arte de Marialva.
A partir de los años noventa apareció en los ruedos el que implantó nuevas formas en el rejoneo: Pablo Hermoso de Mendoza. En un ejercicio de justicia histórica, es preciso dejar muy claro que la irrupción del navarro revolucionó la lidia de los toros desde las cabalgaduras. Hermoso de Mendoza conjuntó el toreo en su más amplia acepción con la espectacularidad. Durante algún tiempo Hermoso protagonizó en solitario el rejoneo, entre otras cosas porque nadie podía, de la noche a la mañana, hacer lo que hacía el de Estella.
Con el paso del tiempo, como
no podía ser de otra forma, otros rejoneadores fueron adaptándose a las normas
de Hermoso. De ahí que en estos momentos no se conciba a un rejoneador que no
realice quiebros al poner farpas y banderillas, que no corra a dos pistas, que
no haga piruetas o que no haga recortes junto a las tablas. Sería absurdo negar
que hay un antes y un después de Hermoso de Mendoza.
La pregunta sería si estas nuevas formas, este aluvión de gestos de doma excelsa, han sido positivas para la parte taurina del rejoneo. No me cabe ninguna duda que ha sido muy beneficioso para el espectáculo. En la parte taurina, creo que ya no hay rejoneo puro en nuestros ruedos. Aún más, un caballero rejoneador como Buendía no tendría cabida en el rejoneo de nuestros días. La pureza extrema sin alardes no se cotiza. El rejoneo ha cambiado totalmente.
En un paso adelante, la llegada de Diego Ventura como gran rival de Pablo es la finalización de este camino que ha conducido al rejoneo a que cada tarde se intente conseguir el más difícil todavía. Ventura toma la aportación de Hermoso y la lleva a límites insospechados. La doma y preparación de los caballos de nuestros días ha conseguido milagros. Ventura ha logrado la doma perfecta para el toreo a caballo del siglo XXI. Los públicos asisten a las corridas de rejones impregnados de una profunda ignorancia, pero gozan de situaciones que superan la simple lidia de un toro. Algunos, posiblemente con mala intención, llegan a decir que el rejoneo de ahora está más cerca del circo que del toreo auténtico.
Como siempre ocurre, la propia evolución de
Cada vez hay menos entendidos de toros. De rejoneo hay muy pocos, menos que del toreo a pie. Ahora la gente quiere ver piruetas, quiebros y lo demás no importa. También ha perdido valor la forma de matar a los toros desde el caballo. Una estocada baja motiva que se pierdan premios en plazas serias. En rejoneo, la colocación del rejón definitivo no importa. Toda esta diatriba sólo pretende recordar que debe haber una vuelta a la pureza y la verdad en las corridas de rejones, aunque esto no pasa de ser una quimera, porque los tiempos no están por la labor.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com
Para mi sí hay un rejoneador clásico y puro hoy día, es Fermin Bohorquez.
ResponderEliminarLástima que consiga tan pocos trofeos por la ignorancia de los públicos.
Prefiero ver una vez a Fermin que 10 veces al payaso de Ventura.
Saludos
ESztoy de acuerdo. No se menciona en el trabajo por la propia limitación del mismo. Gracias
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