La soledad del triunfo" se presentó en Sevilla dentro del Festival del Cine
Europeo. No es una película de toros. Es una película alrededor del mundo de los
toros. Sin embargo, la trama de la película de Álvaro Armiñán se desarrolla
dentro del mundo taurino. En ninguna otra actividad se conjugan elementos tan
peculiares como en el de los toros. La metáfora del título es casi imposible en
otros mundillos de la creación cultural o artística. Algunos personajes están
muy bien caracterizados. Quien asiste a su proyección cree identificar en cada
escena a alguien de la vida real. El ambiente, las coletillas y la jerga taurina
están bien conseguidos, algo que no es poco y que suele fallar en las películas
sobre asuntos toreros.
El film falla en la peculiaridad del toreo. La profesión de torero es diferente a todas. Se dice en la película el famoso tópico de que ser figura es muy difícil, pero mantenerse tras el triunfo es un milagro. Basada en la novela de Rafael Moreno del mismo nombre, se describe el triunfo, miserias y hundimiento de un torero. Es una película de toros sin toros. Salvo algunas imágenes de reses en el campo en la preciosa finca Las Monjas de Manolo Bajo, no hay ni escenas de corridas de toros ni siquiera un tentadero. Nada de toros. Se intenta penetrar en las circunstancias que rodean a un torero y que lo llevan a la cima y lo hunden en la nada.
Se elige a un torero con padre y madre, que acaba con una figura ya veterana en una sola corrida, que debe soportar la tiranía de todos los que le rodean sin que pueda tomar ninguna decisión por sí mismo. La misma corrida en la que acaba con su rival, interpretado de forma muy convincente por Óscar Higares, la firma el padre en contra de la voluntad de su todavía desconocido hijo. El triunfo llega por la obcecación paterna, detalle que no debe quedar en el olvido. Y aparecen en la pantalla una serie de tópicos hipertrofiados para darle a la historia un tinte de realidad lejos de lo cotidiano. Existen padres de toreros que no piensan en sus hijos más que como productos para ganar dinero, madres que gozan del lujo como perfectos nuevos ricos, señoritas capaces de venderse para salir en las revistas, casi todo lo que aparece en la pantalla es cierto, solo que es todo tan exagerado que uno piensa que no es posible que alrededor de un triunfador se amalgamen tantos elementos para conseguir que el chaval acabe despreciando su propia trayectoria. En ese sentido hay una pregunta clave que el profesor de la Escuela le hace al matador: ¿Tú quieres ser torero? Ni siquiera había podido elegir, porque todo le había sido impuesto.
Dicho todo esto “La soledad del triunfo” es una película más que digna que puede gustar a los taurinos y que puede conseguir que los que no muy avezados en cuestiones taurinas aprecien más al profesional que lidia toros vestido de luces. Destaca de forma notable la interpretación de Mercedes Hoyos como madre del torero, así como el mencionado Higares. Todo acaba bien, para que un tinte de emoción invada a los presentes. El final es propio de una novela rosa. Todo con un ritmo lento y, a veces, cansino. Se trata de subrayar problemas reales que aparecen en cualquier actividad humana. Es una pena que no se profundice en la soledad del que comienza, o en la soledad del fracaso, que en esos casos sí que se sufre de verdad. Esta película peca de magnificar estereotipos manidos, que aunque reales no llegan a conjuntarse de forma tan exagerada en la vida de un artista del toreo.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com
El film falla en la peculiaridad del toreo. La profesión de torero es diferente a todas. Se dice en la película el famoso tópico de que ser figura es muy difícil, pero mantenerse tras el triunfo es un milagro. Basada en la novela de Rafael Moreno del mismo nombre, se describe el triunfo, miserias y hundimiento de un torero. Es una película de toros sin toros. Salvo algunas imágenes de reses en el campo en la preciosa finca Las Monjas de Manolo Bajo, no hay ni escenas de corridas de toros ni siquiera un tentadero. Nada de toros. Se intenta penetrar en las circunstancias que rodean a un torero y que lo llevan a la cima y lo hunden en la nada.
Se elige a un torero con padre y madre, que acaba con una figura ya veterana en una sola corrida, que debe soportar la tiranía de todos los que le rodean sin que pueda tomar ninguna decisión por sí mismo. La misma corrida en la que acaba con su rival, interpretado de forma muy convincente por Óscar Higares, la firma el padre en contra de la voluntad de su todavía desconocido hijo. El triunfo llega por la obcecación paterna, detalle que no debe quedar en el olvido. Y aparecen en la pantalla una serie de tópicos hipertrofiados para darle a la historia un tinte de realidad lejos de lo cotidiano. Existen padres de toreros que no piensan en sus hijos más que como productos para ganar dinero, madres que gozan del lujo como perfectos nuevos ricos, señoritas capaces de venderse para salir en las revistas, casi todo lo que aparece en la pantalla es cierto, solo que es todo tan exagerado que uno piensa que no es posible que alrededor de un triunfador se amalgamen tantos elementos para conseguir que el chaval acabe despreciando su propia trayectoria. En ese sentido hay una pregunta clave que el profesor de la Escuela le hace al matador: ¿Tú quieres ser torero? Ni siquiera había podido elegir, porque todo le había sido impuesto.
Dicho todo esto “La soledad del triunfo” es una película más que digna que puede gustar a los taurinos y que puede conseguir que los que no muy avezados en cuestiones taurinas aprecien más al profesional que lidia toros vestido de luces. Destaca de forma notable la interpretación de Mercedes Hoyos como madre del torero, así como el mencionado Higares. Todo acaba bien, para que un tinte de emoción invada a los presentes. El final es propio de una novela rosa. Todo con un ritmo lento y, a veces, cansino. Se trata de subrayar problemas reales que aparecen en cualquier actividad humana. Es una pena que no se profundice en la soledad del que comienza, o en la soledad del fracaso, que en esos casos sí que se sufre de verdad. Esta película peca de magnificar estereotipos manidos, que aunque reales no llegan a conjuntarse de forma tan exagerada en la vida de un artista del toreo.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com
A mí me resultó desacertada en la forma de tratar el asunto.
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