El aficionado normal y corriente, entre los que me incluyo casi a pesar de que se supone que debo tener un nivel de información superior al resto, está confundido. Le dijeron un buen día que los toros pasaban a Cultura; al poco, escuchó que no, que solo pasarían a Cultura los asuntos derivados de los registros de profesionales. Pero también leyó que el toreo está transferido a las Comunidades, por lo que lo que digan en Madrid los ministerios tiene un valor relativo. Al poco, el Consejero de Castilla León, el popular Fernández Mañueco, dijo que en su Comunidad los toros seguirían en Interior.
Por su parte, un grupo toreros sin representatividad ninguna, salvo porque son los más conocidos o los que más torean, se reúnen con representantes del Partido Popular y piden a TVE que retransmita corridas en directo. Y como representante de ellos, aparece Cayetano, torero mediático sin triunfos sonoros que no se deja televisar. A los pocos días, estos toreros, con El Fandi como refuerzo, se reúnen con los empresarios más poderosos. Y comunican que, entre otros fines, hay que potenciar la Mesa del Toro, aunque hay que tratar de buscarle nuevas fuentes de financiación y adecuar su estructura. En medio de estas noticias, surgen miles de propuestas, que si Madrid le pide al Gobierno que declare la Fiesta Bien de Interés Cultural, que si se organiza un Foro para llorar otra vez porque el mundo de los toros, como Boabdil lloró al perder Granada, se ha dejado hurtar un trozo de su corazón en Cataluña, entre la indiferencia de los políticos que deberían haber luchado a muerte para defenderla, mientras que la Defensora del Pueblo no presenta recurso de inconstitucionalidad, cuando todas las fuerzas son pocas. Y así estamos; esperando los futuros pasos de los taurinos y de los políticos.
¿Y el aficionado que paga dónde está? Está confundido, desorientado y expectante. Porque hay una pregunta elemental. ¿Qué quiere el aficionado a los toros? ¿Alguien está pensando en sus intereses? El aficionado quiere mejores corridas de toros. Las corridas de toros se basan en buenos toros y buenos toreros. Para que haya buenos toros debe haber reses con casta, que sean capaces de proporcionar tardes emocionantes, que salgan al ruedo íntegras de pitones y de fuerzas. Los mejores toreros deben demostrar en el ruedo su supremacía al enfrentarse a todo tipo de toros, no solo a las de las ganaderías de siempre. El aficionado le exige a los toreros gestos de verdad en plazas de categoría.
Además de corridas emocionantes, el aficionado quiere transparencia, que la gestión de negocio taurino sea honesta, que no haya quienes se lucran del comercio taurino con las plazas, que toreen los buenos, que se fomente la Fiesta, que haya oportunidades para quienes las merezcan…
No parece que todos los movimientos enumerados al principio vayan encaminados a mejorar el nivel de las corridas de toros y el perfil de la Fiesta. Es decir, que el buen aficionado está confundido y desorientado. Es preciso que más pronto que tarde, alguien salga a la palestra para decirle al aficionado que se va a trabajar para engrandecer el toreo, porque de momento sólo parece que algunos están buscando la forma de seguir en el machito llenando sus bolsillos a costa de los demás.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com/
Carlos:
ResponderEliminarMe parece perfecto su planteamiento y coincido en que el aficionado está confundido, pero no por lo que quiere, si no por estos movimientos de unos y otros que quieren aparentar una mejora de la fiesta, siempre pensando en el aficionado. Pero éste creo que tiene claro que para todos aquellos sus intereses les importan nada u menos. Los que se reúnen y se reúnen sólo están buscando su propio beneficio.
Un saludo
Coincido completamente con su reflexión sr Crivell, poco se cuenta y se habla del aficionado en estas citas y reuniones taurinas del taurinismo sin contar con el que aporta la peseta, base de cualquier negocio.
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