Algo debe estar cambiando y me he perdido. Siempre pensé que
la profesión de torero llevaba implícito unas normas éticas y estéticas que
deberían presidir los gestos y actitudes de los protagonistas tanto en el ruedo
como fuera de ellos. En otras palabras, siempre he pensado que ser torero era
propio de alguien adornado por unas condiciones distintas a las de los demás
personajes de la farándula.
Debo estar equivocado y soy muy antiguo. El concepto
torería, que siempre he defendido como atributo de quienes se juegan la vida
delante de los toros, está quedando en el rincón del olvido. O es posible que
ahora torería sea quitarse la ropa, lucir músculos y salir en revistas de moda.
Mi concepto de torería es otro. Me decía mi padre cuando era chico que Manolete
tenía un aura de torero que estuviera donde estuviera causaba impacto y se
sabía que allí había un torero. Y como Manolete, todos los que han vestido su
profesión con orgullo. Pero estamos en otro tiempo y la torería ya no debe ser un
valor en alza. Algunos que triunfan en los ruedos hacen publicidad de distintos
productos basados en su belleza física o en sus atributos personales.
Si aparecer con el torso desnudo cubierto por un capote de
paseo luciendo palmito es torería, renuncio a esta torería moderna. Deseo que
los toreros sigan siendo ejemplo de una forma de ser y estar, tanto en la cara
del toro como lejos del mismo, siempre vistiendo su profesión con solemnidad.
Lo que no quiero, y denuncio, son toreros en revistas que no dedican ni una
línea a la verdadera dimensión del toreo y que sólo buscan la espectacularidad. Que
no olviden estos espadas que se exhiben de esta forma que si pueden hacerlo es
por su condición de matadores. Tampoco deben olvidar que hay medios de
comunicación que se dedican en plenitud a promocionar nuestra fiesta de los
toros, medios a los que muchas veces hacerles una entrevista a estos figurines
cuesta un verdadero mundo. O simplemente, son toreros que incumplen con su
sagrado deber de acudir a recoger los premios que se les conceden. Ese detalle
de recoger premios sin quejarse sí que es estar al lado de la afición.
Alguien dirá que es bueno para los toros que figuras
consagradas aparezcan en los medios de comunicación de moda o variedades, más
si son extranjeros, porque así ayudan a
difundir nuestro espectáculo taurino. Se admite, pero siempre hay que mantener
las formas. Lo de fotografiarse en plan artista medio desnudo es una vulgaridad
impresentable, por no llamarle de otra forma. Un torero debe serlo siempre,
hasta cuando está en solitario cumpliendo con sus necesidades fisiológicas (se
entiende lo que quiero decir). Pues dicho queda. No me parece de torero, por
mucho que haya cobrado, hacerse estas fotos. Su padre, José María Dolls
Abellán, seguro que no las aprueba.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com
Tienes toda la razón, mi querido Carlos.
ResponderEliminarUn torero no debe confundir el culo con las témporas.
Me imagino que en ese tablao de Frascuelo, el que está a mano derecha según se va al Cielo, hay muchos diestros de otros tiempos con la cara roja de vergüenza por este asunto de Manzanares junior y la revista Vanity Fair.
Un abrazo.
Razones habrá como cada uno que opine. Pero estamos como en tantas cosas en otros tiempos, y estos son los que son.
EliminarLo que es evidente es que no todos pueden lucir palmito, porque los hay que son alfeñiques por muy toreros que sean y no dan la talla.En los tiempos antiguos es que nadie podía salir de esas poses aunque quisiera.
Y la verdad, eso de que tienen que ser toreros hasta en el water creo que es una pasada. Precisamente ahí se "jiñan" tambien como cualquier ser humano aunque no sea torero. Hay faenas gloriosas sin corte de apéndices, pero de vuelta al ruedo.
Carlos tienes toda la razón, un torero tiene que serlo dentro y fuera de los ruedos y precisamente con estas poses no lo demuestra. Además, ¿que necesidad tiene este torero de hacer estos reportajes?
ResponderEliminarQue no, que esto no ayuda a la fiesta, estas revistas solo buscan el morbo de la fiestas y nunca profundizarán en ella.
El país está realmente muy mal y cada uno se prostituye como quiere. O como puede.
ResponderEliminarhay mucho sarasa en el aficionado moderno,y eso al final se paga.
ResponderEliminarA mí tampoco me gusta, yo no lo haría, pero en este caso de Manzanares, yo le seguiré respetándolo como torero exactamente igual.
ResponderEliminarLos tiempos evidentemente van cambiando y mala cosa sería que no se cambiase, unas gustaran más y otras menos, entre las que gustan menos están ciertos comportamientos de algunos toreros, como esos precalentamientos en el patio de cuadrillas e incluso en el callejón dando saltos. Esperemos que no copien la poca personalidad de muchos jugadores de fútbol de llegar a la plaza de toros con los auriculares puestos escuchando música.
En el caso que nos ocupa, lo importante es que estos "extras" no distraiga la verdadera y única profesión de José Mari Manzanares, que no es otra que la de TORERO.
Estando en parte de acuerdo con el Sr Crivell, tengo que recordarle que estos "extras" convertidos en anuncios muy rentables han sido protagonizados por deportistas de elite, por cotilladores/as de platós de televisión y hasta por periodistas, por ejemplo en Sevilla hay un tocayo de Don Carlos que también hace sus pinitos de publicitarios. Y es que el rico parné es tan goloso y gusta tanto que hasta antiguamente ciertos periodistas taurinos recibían el famoso "sobre", eso tampoco era una forma muy ética de ejercer la profesión periodística, pero la pela era la pela.
Saludos
Antonio Expósito