El futuro de la Fiesta está en los tribunales. No es una exageración. Es la opinión de expertos juristas que razonan que el momento actual es crítico y será precisa una firme voluntad del sector taurino para hacerle frente a lo que se viene encima. Algunas administraciones han optado por la obstrucción, la abolición y la muerte por inanición. El camino es la justicia, amparado en las leyes que deben jugar a favor de la Tauromaquia, sobre todo la que la considera Patrimonio Inmaterial, aunque la defensa final debe llegar con el pronunciamiento del Tribunal Constitucional por la prohibición de la Fiesta en Cataluña, algo que es extensivo a otras comunidades y municipios.
Esto es muy farragoso para quienes no somos juristas. Lo que parece evidente es que ya es posible acudir a los tribunales a defenderse ante los ataques que sufren los aficionados y profesionales, como ha hecho Morante con el individuo que salta a las plazas, aunque es preferible que en el futuro las demandas las interpongan asociaciones, mejor si son de aficionados o profesionales.
Todo es muy preocupante. Estamos en las vísperas de unas elecciones generales. A los lectores de esta ilustre revista no hace falta que este espacio se convierta en un mitin, pero es bueno recapacitar a quién se vota si verdaderamente somos aficionados. No hay muchas opciones. En este punto me permito expresar mi lamento por la actitud incoherente de los socialistas, que en un lugar apoyan a la Fiesta y en otro les arrean un varapalo mortal. Que no me digan que en cada ámbito es distinto el papel de la Tauromaquia, no me lo creo, es simplemente una evidente postura oportunista para buscar el voto. En Mallorca les da votos apoyar el fin de las corridas de toros y en Andalucía les podría restar muchos apoyos si se muestran contrarios al toreo. Me duele esta postura porque, como ya he dicho otras veces, conozco bien el trabajo de algunos cargos de la Junta de Andalucía en defensa de la Fiesta, que con lo que hacen sus camaradas baleares queda totalmente en entredicho. No es mal momento para insistir que el toreo también se juega muchas cosas el 20-D y que el voto del aficionado no puede nunca ir a parar a quienes pretenden acabar con nuestra más hermosa tradición.
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