La Feria de Sevilla volverá a adquirir gran prestigio durante la actual temporada. Los carteles anunciados contienen argumentos para que el aficionado vuelva a la Real Maestranza con ilusión. Es cierto que algunos aspectos podrían ser más novedosos, como las ganaderías o la obstinación de las figuras en arroparse sin dejar que entren toreros nuevos, pero hay que admitir que el ambiente taurino sevillano será muy diferente este año al que hemos vivido en las dos últimas temporadas.
Recompuesta la relación entre las figuras y la empresa Pagés, una vez que éste quedó reducida a uno solo de sus componentes en la figura de Ramón Valencia, desaparecido el llamado G-5, la Maestranza volverá a acoger a toreros como El Juli, Morante, Perera y Talavante. Se esta forma, el torero de La Puebla se postula como el heredero de aquellos otros toreros – Curro, Ordóñez, Pepe Luis – que se anunciaron en cinco tardes en la Feria de Abril para llevar el peso del ciclo. Es el paso adelante que hace tiempo le pedíamos a Morante, que cuando va a comenzar su temporada número 20 como matador de toros –tomó la alternativa a mediados de 1997 – apenas tiene una Puerta del Príncipe en su esportón y pocos triunfos de clamor para convertirse en el torero de Sevilla, algo a lo que está destinado por su genial estilo torero. Su apuesta es bienvenida. Más vale tarde que nunca.
Manzanares vuelve a Sevilla tras su salida del grupo. Sabe que la Maestranza le quiere y se debe a su afición. Ahora solo falta saber qué torero pisará el ruedo maestrante. El Juli torea dos corridas amparado en Morante. No ha pedido la de Miura, en la que estaba anunciado en 2013 cuando sufrió la brutal cornada del viernes de feria. Hubiera sido todo un detalle. De alguna forma, El Juli le debe una de Miura a Sevilla. Que Talavante solo toree la de Resurrección parece muy poco. El caso de Perera puede ser diferente. Actúa junto a Morante y El Juli y así se asegura el lleno en los tendidos. Será la primera plaza de primera que pisará tras su tremendo percance del pasado año. Castella amplía su presencia en la Feria como consecuencia de su buen estado de forma.
La irrupción de toreros como López Simón, Roca Rey, Adame, Garrido, Paco Ureña y Morenito de Aranda se refleja en los carteles de forma diversa. En este sentido, algunos carteles siguen muy cerrados y solo se admite la entrada de un torero nuevo, o ninguno como ocurre en la de Victoriano del Río, de forma que hubiera sido un acierto anunciar a una figura con dos nuevos. En los carteles falta la competencia directa entre los toreros llamados emergentes. Roca Rey, López Simón y Garrido no se verán las caras en el ruedo. Se ha perdido la oportunidad de dar un paso adelante y anunciarlos juntos.
La ausencia de Ferrera por lesión es una mala noticia. El detalle de que toreros como Perera, Talavante o Ponce solo vengan a una corrida, junto con la desgracia del torero ibicenco, ha dejado hueco a cinco jóvenes sevillanos, que de otra forma lo hubieran tenido muy complicado. El Cid torea dos tardes y se borra de Victorino. Escribano vuelve a Victorino y Miura. No es lo que le apetecía al torero de Gerena, pero también es verdad que si mantiene su entrega en este tipo de corridas puede encontrar un camino que le dará prestigio ante la afición y buenos dividendos. Daniel Luque se queda en una sola presencia. Es alentador que David Mora esté en los carteles. Sabe a poco la única corrida para Diego Urdiales. No se entiende bien lo de Miguel Abellán y es bienvenido el cartel de Miura con Rafaelillo, Castaño y Escribano.
Las ganaderías, ya conocidas desde Navidad, son las que exigen las figuras. Aquí es preciso advertir que muchas de ellas han cosechado sonoros fracasos en esta misma plaza. Es necesario abrir el abanico ganadero para que otros encastes puedan lidiar en la Maestranza. Y también sería bueno que las figuras, tanto las consolidadas como las emergentes, lidien corridas de toros poderosas y encastadas. Es lo que se ha dado en llamar gestos. Después del fallido intento de El Juli con Miura, es algo que parece una quimera.
San Miguel sigue el patrón de la Feria con carteles de dos figuras y un torero nuevo. Se deja un puesto en la corrida de Alcurrucén que parecía destinado a Diego Urdiales. No pare acertado dejarlo sin cubrir. En cuanto a las novilladas del abono, con seis festejos es imposible que puedan torear los sesenta que han pedido hacerlo. Es una injusticia que Miguel Ángel Silva, una oreja en la del Conde la Maza en 2015, se haya quedado fuera de los carteles.
En definitiva, una feria atractiva que debe llenar la plaza en seis o siete tardes. Morante carga con el peso de una Feria en la que deberían haberse abierto los carteles para que los nuevos diestros compitan entre ellos. La empresa ha hecho un buen trabajo, a pesar de estos detalles, que tendrá su recompensa si el abono, como mínimo, se duplica. Es un año en el que Sevilla vuelve a su sitio. Sin embargo, en el futuro los carteles sevillanos deben ser más rompedores: ganaderías diferentes, gesto de alto nivel y carteles que permitan la competencia en el ruedo
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