03 marzo, 2015

Rueda de prensa con megáfono en la calle

La presentación de los carteles de la Feria de Sevilla se convirtió en una larguísima exposición de fechas, citas, reuniones, contactos, mensajes, comidas, llamadas y mil detalles más por parte de Ramón Valencia. Más de 45 minutos explicando las negociaciones fallidas con Perera, El Juli, Talavante y Morante. Eduardo Canorea guardó un prudente silencio. En la calle, un grupo reducido vociferaba con megáfono en mano para torpedear el acto. Pedían la dimisión de Canorea, solo de Canorea. 

Después de la exhaustiva disertación de Valencia se abrió el turno de preguntas, aunque antes el empresario había dejado claro que no iban a opinar sobre la decisión de los ausentes. Quería que cada cual sacara sus conclusiones. Hubo pocas preguntas. Sobre la incomparecencia de Diego Urdiales no hubo ninguna razón especial para justificar lo que era un clamor. No vale decir que no se le ha llamado porque no podían darle un puesto adecuado. Tampoco vale decir que la petición de algunos toreros de dos corridas ha impedido la contratación de otros diestros. Diego Urdiales debería haber sido una prioridad a la hora de confeccionar los carteles de Sevilla.  

Es verdad que hubo pocas preguntas, pero es que Ramón Valencia lo había dejado todo trillado. Explicó lo sucedido, según sus notas y su versión, y declaró que no iba a entrar a valorar lo sucedido. Por eso alguna pregunta reincidente sobre los tiempos de llamadas, o preguntando los motivos de no contactar antes con algún torero, tenían poco sentido. Valencia había dibujado todos los pasos que la empresa había seguido (solo le faltó reseñar el menú de algunos almuerzos). 

Que Manzanares acepte torear en julio no quiere decir que fuera obligatorio publicar esa decisión en esa fecha. A los toreros se les llamó por orden, coincidieron en ganaderías, hubo que pedirles que dejaran alguna; en definitiva, se intentaron gestar unos carteles en los que la falta de voluntad por parte de los toreros ha sido determinante para que no acudan a la Feria más prestigiosa del mundo. 

Perera fue claro desde el principio. Otra cosa es que los motivos sean coherentes. Cuando un torero triunfa no debe quitarse de las plazas importantes; al revés, deben ir para confirmar su primacía. Pero no hay nada que objetarle. Desde el principio dijo que no quería torear en Sevilla.

En el caso de El Juli, la impresión es que sus motivos son que no toreaba Perera y que no se había hablado aún con Talavante. Cada uno manda en su hambre y en su fortuna. No parece que El Juli tuviera razones para quitarse del cartel.

Lo de Talavante raya el esperpento. Le dan lo que quiere, lo acepta su apoderado y se quita en un micrófono. Es más, habla de maltrato. Su representante, José Miguel Carvajal ha tenido que admitir que no hubo maltrato. 

Y lo de Morante se conoce con mensajes incluidos. Cinco corridas, carteles de lujo, sin haber hablado de dinero, con todas sus peticiones satisfechas, con un interlocutor para tratar de revertir la situación y un comunicado mínimo y nada más. Luego se han conocido los detalles de algunos mensajes que dejan su imagen a los pies de los caballos.  

La Feria tiene argumentos. Por supuesto, es mejor que la de 2014. Valencia explicó bien el motivo de que no se anunciaran las ganaderías en diciembre. No podían con las idas y venidas de los matadores. Es excesiva la segunda tarde de algunos toreros y falta Urdiales. Esta ausencia, sin ninguna explicación válida, enturbia un trabajo que no ha sido fácil antes las circunstancias. Y también deberían estar en los carteles Salvador Cortés y Miguel Ángel Delgado.

La feria vuelve a Canal Plus. Los abonos no bajan. Las novilladas son de lujo. San Miguel es una incógnita. En fin, que la empresa debe espabilar porque a la vista de lo contado las posturas han quedado muy enconadas para el futuro. De pronto me acordé de aquellas presentaciones en Río Grande con mariscos por medio. De aquellos banquetes hemos pasado a un acto con cuatro tíos gritando en la calle con un megáfono.  

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23 febrero, 2015

José Antonio Morante Camacho pincha en hueso

Morante se ha negado a torear en Sevilla por segundo año consecutivo. El pasado año lo hizo con cuatro compañeros. En esta ocasión del G-5 se ha pasado a G-4. Da igual. Si en 2014 podía tener alguna justificación – sería más que cuestionable si la tenía- es evidente que este año no tiene ningún argumento para explicar su ausencia.

Pidió que la empresa pidiera disculpas de forma pública. Así lo hicieron los empresarios. Manifestó que Sevilla se merecía otra oportunidad. Exigió que se entrara en contacto con Perera, El Juli, Talavante y Manzanares (éste ya había llegado a un acuerdo anterior con la empresa), algo que se ha hecho. Si Perera y El Juli no quieren torear se supone que tienen sus razones. Lo que Morante no puede exigir es que además se pongan de acuerdo. En definitiva, que se han dado los pasos que ha marcado el de La Puebla. Se habló de corridas, sus veedores fueron al campo, se sumó la de Cuvillo al elenco por petición suya, para que al final se descuelgue con razones de poca consistencia para no torear en Sevilla. Habla de la pendiente del ruedo, de que la empresa le quería incluir en carteles sin remate (más bien era que Morante exigía unos carteles concretos). Morante se quita de Sevilla cuando ya le había enseñado el caramelo de su presencia este año. La empresa estaba dispuesta a contratarlo en cinco corridas de toros durante la temporada. Su actitud es una afrenta a Sevilla. En esta ocasión no tiene ninguna defensa.

De forma colateral, y como únicas explicaciones por parte del torero, se han conocido algunos fragmentos del mensaje que mandó al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. El mensaje es la apoteosis del disparate. El objetivo de su ira son los empresarios. Se refiere a que hubo muchas dilaciones en el tiempo tras las negociaciones y a que la empresa no remataba bien sus carteles. Es verdad que en ningún momento dice que si su apoderado mexicano fuera el empresario de Sevilla volvía rápido a la Maestranza. Dice que toreará en Sevilla con cualquier empresa menos con Pagés.

En el colmo de lo intolerable, se han conocido algunos detalles del mensaje enviado al periodista Fernando Carrasco de ABC. Es absolutamente inadmisible y ante esas expresiones no caben ni siquiera las posibles disculpas del futuro.

La empresa EMTSA ha mandado un comunicado negando su intención de hacerse cargo de la plaza de Sevilla. Dice que las razones de Talavante son personales. Y sobre Morante asumen que “no se llegó a un acuerdo en las negociaciones ya que la empresa Pagés antepuso su interés personal al interés del abonado y de la afición de Sevilla. Los carteles que ofreció la empresa estaban muy por debajo de la calidad de la Plaza que gestionan”. No parecen razones suficientes para un final tan catastrófico.

Pero claro, todo esto lo que transmite es un antiguo y grave desencuentro entre el torero y la empresa. Es verdad que la empresa se ha equivocado, pero de eso a lo que ahora está ocurriendo hay una distancia sideral. Además, se admiten las explicaciones de la empresa mexicana, pero deben entender que es altamente sospechoso que Talavante y Morante, sus dos toreros, no quieran torear en Sevilla por causa mal explicadas.

Al artista Morante se le ponen las cosas difíciles para volver a Sevilla. La empresa Pagés tiene un contrato firmado con la propiedad. Y en ese contrato hay unas obligaciones económicas que debe cumplir, por mucho que el porcentaje sea alto, pero hay que cumplirlo. La Real Maestranza no va a romper ningún contrato con su empresa, que en otros años ha demostrado que están capacitados para organizar ferias de categoría.

En el fondo, es una verdadera pena que un artista tan de Sevilla se haya cerrado las puertas de la Maestranza de esta forma. Todo lo que ha conseguido queda empañado con su actitud actual. Bien por imposición, bien por capricho o venganza contra Pagés, se ha cerrado las puertas de la Maestranza. En su historia faltarán triunfos en la plaza de mayor categoría del mundo. Ya casi se nos está olvidando la media verónica. No basta con ser artista, hay que ser persona. José Antonio Morante Camacho ha pinchado en hueso.

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25 diciembre, 2014

El futuro, en dos noticias

Sevilla ha sido protagonista de dos noticias de gran importancia cuando el año 2014 está a punto de finalizar. Así puede ser considerada la reunión de los distintos estamentos del toreo en La Venta de Antequera el día 18 de diciembre, lo mismo que es llamativa la contratación de Manzanares para el próximo abono sevillano. Ambas noticias merecen una reflexión.

De la reunión del toreo se han dicho muchas cosas, algunas acertadas y otras equivocadas. Pienso que las expectativas sobre este cónclave se habían disparado de forma desorbitada, como si en ella se fueran a solucionar todos los problemas del toreo, y luego la realidad ha sido decepcionante para muchos. Ni una cosa ni otra. La reunión era el comienzo de un camino para tratar de organizar muchos aspectos del toreo que requieren una atención especial. Era el punto de partida hacia un futuro más coherente. Se escucharon propuestas, se van a crear comisiones de estudio y se elevarán las conclusiones a los organismos correspondientes para su aplicación. Para quienes esperaban resultados a corto plazo fue una desilusión comprobar que el camino es largo.

Lo evidente es que un amplio grupo de profesionales acudieron a la cita, lo que indica que hay preocupación sobre la situación actual de la fiesta. Ahora es tiempo de trabajo para organizar y darle forma a las nuevas estructuras que necesita el espectáculo. De momento, lo más inmediato, debe ser la culminación de un Reglamento taurino de ámbito estatal, que de nada serviría si no se aplica en todo el territorio español.

En esta reunión sevillana no se hizo especial hincapié en algo fundamental: en la crisis actual ocupa un lugar preferente la propia crisis del toro, que aunque es más noble que nunca, es también muy poco emocionante. Si no se vuelve a un toro más agresivo, el toreo no podrá recuperar su sitio entre los espectáculos del momento. No hay que olvidar que la emoción solo llega cuando hay un toro íntegro y encastado frente a un torero capacitado para lidiarlo. No sé si todos los ganaderos son conscientes de este asunto.

Se ha criticado la ausencia de las figuras y de los empresarios más fuertes del sector. Es necesario proclamar con satisfacción que acudieron veteranos retirados de categoría incuestionable. De las figuras actuales, solo Miguel Ángel Perera se presentó en la asamblea. Aunque solo hubiera sido por cuestiones de imagen, la foto de El Juli, Morante y Manzanares hubiera supuesto un respaldo esencial a la cita. Con relación a los empresarios más poderosos, pues lo mismo. ¿Quiere decir esta ausencia que no quieren cambios porque les va muy bien en la actualidad? No les va bien y se han quejado de forma expresiva, pero tengo la impresión de huyen de algunos sectores del toreo, tales como picadores y banderilleros, y la postura de ausentarse los ha dejado con poco respaldo. Dirán que había empresarios de su grupo (Anoet), pero era un día para salir en la foto.

Finalmente, hay que aconsejar a los organizadores que también citen a futuras reuniones a la prensa y a las organizaciones de aficionados, porque todos son parte del entramado. Este asunto lo analizaremos con más detenimiento en otra entrega.

Con relación al anuncio de la contratación de Manzanares, de entrada hay que mostrar la natural satisfacción porque ello indica que este año no habrá presión como grupo para expulsar a la empresa de Sevilla. Es decir, el G-5 no existe. Ahora que cada uno haga lo que crea conveniente. Lo que parece evidente es que a partir de ahora nada será igual, creo que siempre para mejor, porque la empresa Pagés habrá aprendido la lección de que ya no valen las posturas altaneras ni las palabras vejatorias. Tampoco habrá ya en Sevilla rebaja de los honorarios pactados, algo que por otra parte suele ocurrir en muchas otras plazas a las que los del G-5 no amenazaron. 

También ha cambiado la política de comunicación. Es verdad que se trataba de una buena noticia, pero con este comunicado la empresa Pagés cambia de estrategia, porque es la primera vez que anuncia la contratación de un torero para el abono. Y hablando de política de comunicación, junto a la satisfacción porque lo haya comunicado, lo que no parece razonable es que la nota llegara a las doce de la noche del día 23 de diciembre. Es decir, que se le negó la noticia a la prensa escrita que cierra sus ediciones a una hora normal con el agravante de que el día 25 no salen periódicos a la calle. Razones habrá, supongo, pero como horario de comunicado es malo sin paliativos.


A partir de ahora se espera que las otras figuras ausentes en 2014 se definan respecto a su presencia en Sevilla. Si algunos consideran que los motivos del boicot persisten, habría que recordar que ha habido rectificación empresarial y que si estamos en un momento especial para el futuro, en el que todos deben hacer un esfuerzo para que la fiesta no se hunda, lo que deben hacer los toreros, siempre que ello no les suponga un enorme deshonor, es torear en la Maestranza. La afición, la gran olvidada, se lo agradecerá. 

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07 noviembre, 2014

Un comunicado para la polémica

La Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (Anoet), que concentra a los empresarios de las plazas de toros de mayor relevancia, ha emitido un comunicado (se puede leer en la sección de Actualidad) que ha producido la alarma en el mundo de los toros. En síntesis, los empresarios más potentes se quejan de la notable quiebra económica que está sufriendo la Fiesta en los últimos cinco años, proclaman que son los que mejor conocen el mundo de los toros por su posición como organizadores, anuncian que existe una situación crítica que está anegando al sector, definen con rotundidad que ‘el mundo del toro está en quiebra’, piden la unión de todos los sectores para no caer en la marginalidad, para finalizar con un ‘la Fiesta se acaba’. El comunicado se remata pidiendo la unión de los sectores para enfrentar los problemas con rigor y amplitud de miras.
Sobre el fondo de este comunicado cabe decir que es posible que los empresarios tengan razón. Hay crisis, hay menos asistencia de público a las plazas – por la crisis y por la decadencia del propio espectáculo -, los gastos se han disparado y en muchas ocasiones hay pérdidas económicas. Este fondo que puede ser cierto, es sin embargo discutible por razones variadas. Los empresarios siguen organizando ferias, acuden a los concursos aunque los pliegos impongan un canon enorme, les han bajado los dineros a los ganaderos de forma radical, y a la hora de la verdad solo pagan con cierta generosidad a unos cuantos toreros. La mayoría de los matadores son liquidados con mínimas cantidades. Esta situación actual tiene componentes irremediables, la crisis y la decadencia del interés de la corrida, pero otros problemas han sido generados por los mismos empresarios que ahora se quejan.
El fondo no es totalmente acertado, pero es evidente que ni las formas empleadas ni  el momento elegido son oportunos. Cualquiera que no esté muy versado en materia taurina y lea este comunicado podrá pensar que a los toros les quedan muy pocos años de vida. Decir que la Fiesta se acaba, así con rotundidad, es una exageración, pero es la forma menos acertada para conseguir nuevos clientes. Es como si un vendedor de frutas anunciara que pronto no quedarán ya piezas para vender porque son caras y malas. Es una evidente mala política. Es mala incluso para los que ya son aficionados, pero es malísima para quien no esté muy versado en asuntos taurinos, porque pensarán que los mismos que deben promocionar el espectáculo nos dicen que están en quiebra y que el futuro es negro. Así no se promociona nada.
Parece que han querido hacer una llamada de atención para comprobar la reacción de otros estamentos. El espectáculo taurino es muy caro. El IVA es alto y no parece que el Gobierno lo vaya a bajar pronto. Los pliegos son abusivos. Ahí sí pueden hacer un frente común. Ya aparecen algunas administraciones públicas que se han percatado del problema y sacan plazas a concurso a coste muy bajo, incluso con cero de canon. Otra cosa son los arrendamientos con entidades privadas, como ocurre en Sevilla con la propiedad del coso, pero hay un contrato privado por medio que en su día fue aceptado por las partes al firmarlo. Solo la buena voluntad de la propiedad podría modificar este concepto. Los gastos generales de la organización de un festejo han subido, pero al mismo tiempo que se les ha reducido los ingresos a muchos ganaderos y a los toreros que tienen menos tirón en la taquilla. Los empresarios lanzan este comunicado como llamada de atención, pero vuelven a tocar los costados de las figuras, que son las que llenan las plazas y tienen emolumentos altos de verdad. Y ese camino es peligroso, como ya se demostró en Sevilla. La única forma posible de valorar el auténtico valor de cada torero es conocer su fuerza en la taquilla, para lo cual las cuentas de la Fiesta deben ser claras y diáfanas. Por ejemplo, que se coloquen tornos en las puertas o que se comunique el número de entradas vendidas, así como los ingresos totales en taquilla. De eso nunca han hablado los empresarios. Por ahí podíamos empezar. Si El Juli llena, debe cobrar mucho. Si no llena, debe cobrar menos.
Por otra parte, los empresarios tienen una gran dosis de culpabilidad en algunas de las situaciones más lacerantes que vive hoy la Fiesta. La decadencia actual de algunas plazas es el resultado de una larga actividad con nula imaginación en la confección de los carteles y con unos precios desorbitados.Sobre el momento, dicho queda que no parece el más oportuno. Las formas apocalípticas, creo que son innecesarias. El toreo necesita que se conforme un organismo que asocie a todos los participantes en la Fiesta. Y es verdad que el momento es muy malo, ahí llevan razón, pero ellos tienen su cuota de responsabilidad, y deben actuar de forma urgente sin anuncios tan nocivos para el espectáculo como es la nota emitida. Bueno sería que los empresarios jóvenes (Ajoet) comunicaran su opinión sobre las palabras de Anoet, porque si la organización de una corrida en plazas de primera genera gastos cuantiosos, que nadie piense que al empresario de Játiva le regalan las cosas. Y la desatención general por las novilladas es otra lacra que corroe los cimientos del toreo. Muchos problemas para posturas individualizadas. O se llega a una unión auténtica o llegaremos al caos definitivo. Y al fin de cuentas, ¿qué proponen como solución los empresarios? Que se pongan a trabajar todos los interesados juntos para mejorar el futuro.

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31 octubre, 2014

Manzanares, del Mediterráneo a Sevilla

En la vida de todos los aficionados siempre hay un torero que marca su tiempo de fijación en la fiesta. Es el torero que se comporta en la plaza como nosotros mismos hemos soñado muchas veces hacerlo, porque todos los que hemos dedicado una buena parte de nuestro tiempo al toreo, en cualquier misión, hemos soñado tardes de pases maravillosos. En la vida de los críticos e informadores taurinos también hay toreros espejos, porque antes que nada somos aficionados.
En mi caso, ese torero fue José María Manzanares, uno de esos matadores de toros que ocupan un sitio en la historia de la Fiesta escrito con letras de oro. Nació a la vera de Mediterráneo, en Alicante, en el barrio de Santa Cruz. Su abuelo fue un pescador. Su padre era un enfermo de los toros que trabajó en el puerto, Pepe Manzanares. José María toreaba a los 3 años de salón. Aprendió el manejo de los avíos de torear al mismo tiempo que aprendía a hablar. Su padre dejó el puerto y fue banderillero y su hijo era su mozo de espadas. Los libros quedaron arrinconados porque ‘¿y qué importa a mi estudiar, si voy a ser torero?’.
Mató su primer novillo en 1970 y luego formó pareja con Galloso. No era una rivalidad en sentido estricto. José María Manzanares era ya un aspirante muy serio a torero clásico y Galloso era un torero variado, alegre. Se compenetraban, pero no había rivalidad con saña, aunque siempre quedaba el amor propio de superar al portuense. La vida de los toreros está llena de días claves. La profesión es un permanente aprendizaje, en cada momento, cada toro, enseña nuevas cosas, pero el molde básico, el fundamento, se escribe en los principios. En esos momentos del arranque, como persona y torero, allí estuvo siempre la figura de su padre.
Es evidente que ese baño mediterráneo y los consejos del padre debieron cimentar una manera de entender el toreo. Dijo Belmonte que se torea como se es. No es cuestión de hacer un análisis muy exigente. La frase de Belmonte es cierta, pero diría algo más, se torea también como se está. Este torero aprendió a dar pases cuando era un niño sin poseer ni la técnica ni la sensibilidad para explicar lo que hacía. Incluso cuando aplicó la técnica, que en este torero es fundamental, aún faltaba que su estilo se impregnara de su forma de ser, para conformar una forma de torear. La base con la técnica y luego la persona para darle contenido.
En el caso de José María Dolls Abellán no es preciso insistir mucho; de un espíritu muy sensible surge un torero especialmente artista y clásico. Manzanares aprendió a estar: la técnica. Con el tiempo le puso a su toreo toda su personalidad. El toreo es un arte y Manzanares apostó por el clasicismo. Fue un artista clásico. Y decía que así surgieron fechas. La despedida de novillero en su Alicante con seis novillos. La alternativa el día de San Juan de 1971 con Luis Miguel y El Viti. La primera corrida de toros en Sevilla en la Feria de 1972.
 Hay fechas y hay también personas. Lo apoderó Pepe Barceló y en 1972 lo hizo  Alberto Alonso Belmonte. Pero en 1978 cambia y luego, en 1981, aparece en su vida Pablo Lozano. Antes triunfa en Madrid, porque ¿quién ha dicho que Las Ventas no se ha entregado al toreo de Manzanares? Ya Sevilla sabía de este torero. Pero hay una fecha clave: 22 de mayo de 1978 en Madrid. El toro Clarín de Manolo González. Ese toro aparece cuando se ha iniciado una campaña contra el torero. Tal vez sea uno de esos encuentros que justifican una vida para quien realiza la obra de arte y para quien la presencia en un tendido. Se torea como se está. Y yo diría que todos los toreros están hechos de carne y hueso. Y el hombre es fuerte en ocasiones, sincero, expresivo, introvertido, pasional o disparatado. Y todo eso se puede reflejar en la obra de un artista. Es otro punto de reflexión.
Manzanares nos ha dejado obras cumbres de su forma de entender la lidia, también nos ha dejado con el sabor agridulce de tardes sin aparentes ganas. Su trayectoria está sembrada de altibajos. Tal vez eso no pueda ser considerado de forma negativa. Era Manzanares, simplemente. Tenía una marca. Y así las cosas, después del toro Clarín siguió con triunfos intermitentes.
Hay que hacer un apartado en su relación con Sevilla. ¡Ay si este torero hubiera nacido a vera del Guadalquivir! No importa. Nació bien donde nació. Sevilla le mimó como a nadie, pero nunca rompió sus amarras para apropiarse del torero. La eterna fascinación de Sevilla para su persona, como dijo el alicantino en infinidad de ocasiones. Manzanares no ha sido torero de corridas fijas. También su trayectoria tiene marcadas ganaderías como Miura o Victorinos. En Sevilla lidió la de Miura en 1984. Ese año murió en Pozoblanco Paquirri, amigo suyo. El impacto emocional fue tremendo por múltiples causas. Y no pudo estar en Sevilla por San Miguel, pero siempre quedará el año 1985. ¿Qué hay que hacer para salir por la Puerta del Príncipe en Sevilla? Sólo faltó que el ensabanao 88 que abrió plaza hubiera tenido algo de más fuerzas. El cuarto toro de Torrestrella, de nombre Perezoso,le permitió firmar una de las cumbres del toreo del último tercio del siglo XX.
Será verdad que sólo le faltó nacer en Sevilla. Repitió tardes buenas en los años siguientes. Pero hay otra fecha marcada a fuego en la memoria: Ronda, 16 de julio de 1988. Seis toros de distintas ganaderías para un solo torero. Fue la corrida de Peleón, el toro de Guardiola de encaste Pedraja. La lidia perfecta, la armonía absoluta, la expresión de un cuerpo olvidado pero presente para crear belleza toreando. Lo que decíamos antes, el arte con un toro en su más perfecto estado.
Hay marcos para ciertos toreros. Sevilla y Ronda, dos cosos para el toreo, los dos escenarios ideales para Manzanares.  Indultó a Piano en la segunda concurso. Y llegó su última etapa. Retiradas y vueltas a los ruedos. Decía que había que seguir toreando para huir de la rutina. Y volvía y se marchaba, aunque casi siempre retornaba. La última reaparición fue en Granada el 10 de junio de 2004.
Y volvió siempre con su tauromaquia eterna a cuestas. Fue torero de toreros. Siempre clásico; sujeto a las normas eternas, además de variado. La verónica clásica, los remates a una mano, las chicuelinas del principio y las de Manolo González, los estatuarios, ayudados, trincherillas, naturales y redondos, de pecho, remates, de la firma y quiquiriquís, hasta en la suerte suprema tenía un sello.
Todavía me quedaba por ver una faena en 2005 en Algeciras a un toro de Cuvillo. Fue el regalo postrero de una vida torera derramando empaque y elegancia. Y es que si se torea como se es, algunos artistas necesitan torear para seguir siendo, para existir. Debe ser como el aire que se respira.
No fue fácil su tiempo final. El 1 de mayo de 2006, casi en un arrebato, aunque pienso que todo estaba bien pensado, eligió a su plaza, al ruedo de sus sueños, a su tierra adoptiva, para llamar a su hijo José María para que le quitara el añadido. Fue el día que abrió la Puerta del Príncipe que se le había negado hasta entonces. Lo sacaron los toreros, que son los que más saben de toros. Y se fue. Pero nos dejó a su hijo, que ha logrado esas metas que el padre no alcanzó. Aunque esa es otra historia.
Con apenas 61 años ha dejado este mundo. Lo ha hecho en solitario, cuando seguía soñando en el campo la intensidad de todo lo que vivió y de lo que pudo haber vivido.

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03 septiembre, 2014

El dilema de Almería

La Feria de Almería de 2014 no ha mejorado el nivel medio de los últimos años. Las entradas han sido flojas, el toro ha menguado de trapío, el público mayoritario ha perdido su educación taurina y la autoridad ha sido condescendiente en los corrales y en el palco. Se han reunido una serie de circunstancias que no ayudan para que el futuro sea más optimista.

Lo cierto es que la empresa Chopera ha mejorado la promoción de la feria con distintas actividades encaminadas a mejorar la asistencia al coso. Como ocurre en otras ciudades, la entrada gratis a las novilladas en clase práctica de los alumnos de las escuelas taurinas congrega a multitud de asistentes. Es decir, que hay interés por el toreo. Sería fácil culpar, a la vista de ello, a la situación económica del escaso nivel de espectadores en los festejos de pago. La crisis influye, pero es preciso ahondar en otras causas.

La feria de Almería ha sido siempre una de las mejores entre las plazas de segunda. Se anunciaban buenos carteles de toreros, ganaderías de lujo y el eco de lo sucedido en la plaza tenía una notable repercusión en el mundo de los toros. De unos años a esta parte, todo ha cambiado. Se ha reducido el número de espectáculos, los carteles son de menor categoría y, lo más grave, el tipo de toro que sale al ruedo es de mucho menor trapío. Si a ello le añadimos que en la plaza ha bajado el nivel de exigencia, que la autoridad mira para otro lado, que los medios locales apenas matizan cómo se han perdido estos valores, al final no encontramos con un ciclo que necesita una profunda reflexión por parte de todos, si es que todos los implicados están de acuerdo en modificar el actual estado de la feria.

La casa Chopera debe proseguir con su labor de divulgación, promoción y difusión. También debe ofrecer unos carteles más rematados en los cuatro o cinco espectáculos que presenten a la afición. Se debe cuidar el toro, sobre todo hay que volver a un ganado mejor presentado (la corrida de Benjumea del sábado 30 de agosto es un buen ejemplo).

La autoridad ha claudicado de manera lamentable. En Almería siempre he conocido como presidente a Marcos Rubio, al que critiqué de forma persistente por su escasa capacidad para presidir corridas. Cuando ha dejado el cargo, la noticia es que este año lo he echado de menos, ya que su sucesor no tiene entidad para ese cometido. Ha permitido la lidia de toros muy mal presentados (el que El Juli lidió en primer lugar de Charro de Llen era algo impropio de una plaza medio seria), permitió el primer día los cambios con dos pares de banderillas, ha barajado las orejas a su antojo y siempre denotó una imagen prepotente en el palco. Como ejemplo de su arbitraria manera de dar las orejas, además de conceder algunas primeras con peticiones insuficientes, le negó las dos orejas a una gran faena de Ponce, mientras que a Perera se las dio a un tiempo por una faena mal rematada con la espada y después de que el torero escuchara un aviso. Caprichos absurdos, es como si quisiera recordar que es el más listo de la plaza. Y todo ello en alguien que había concitado las esperanzas de los aficionados por su condición de periodista crítico en etapas anteriores. Muy mal, por tanto, Benjamín Hernández Montanari.

El grado de educación taurina ha decrecido en todas las plazas de toros. En ese sentido, Almería no es una excepción. Aún así, en algunos momentos se producen situaciones llamativas, a veces con peticiones de trofeos desorbitados, jaleos tremendos en la plaza con peleas entre los espectadores, una banda de música que toca Campanera de forma habitual, gritos a destiempo…,  todo un cúmulo de manifestaciones carentes de torería. La belleza del coso, su alegría natural, la forma de entender el toreo de sus aficionados, la propia merienda tan clásica, todo es parte del toreo en Almería, pero de ahí a lo que se vive en algunas tardes hay una diferencia abismal.  

Y como colofón, existen algunos ‘divinos’ de la ciudad que pontifican con sus ideas y que también tienen su influencia sobre un ambiente enrarecido, al que contribuyen los medios locales, de los que prefiero pensar que están entre la espada y la pared y no pueden contar la realidad de lo que sucede. En algunas crónicas ni se menciona el juego de los toros, o se tergiversa la realidad de forma incomprensible.

Todo este alegato está escrito desde mi profundo cariño a una ciudad acogedora, a una gente muy buena, a muchos aficionados decepcionados y con el ánimo de contribuir, cosa que dudo, a que en el futuro cambien muchas cosas para que esta Feria vuelva a ser la mejor de Andalucía entre las plazas de segunda, lo que ya no ocurre.
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02 septiembre, 2014

Málaga: La Feria de la esperanza

La Feria de Málaga de 2014 es historia. El balance no es tan afortunado como se podía esperar, pero hay algo más importante ante el futuro. Se ha sembrado ilusión, el trabajo de la empresa Coso de Badajoz ha sido brillante y se han sentado las bases para el futuro. Málaga ha despertado de unos años en la penumbra. Queda mucho camino por delante, pero se puede afirmar que la de 2014 ha sido una Feria para la esperanza.

El anuncio de la actuación de José Tomás ha generado unas expectativas olvidadas. La Feria era mucho más que el torero de Galapagar. Ha habido mucha promoción para este ciclo. Cuando en los carteles no aparezca el nombre del mítico torero es posible que las aguas vuelvan a su cauce. Este año se ha triplicado de largo el número de abonados. ¿Qué ocurrirá si en el futuro no torea Tomás en La Malagueta? Aunque el número de abonados baje, la percepción actual es que el buen trabajo realizado debe rendir sus frutos. Las entradas registradas este año han sido buenas en general.

Ha sido la Feria del buen toreo. No muy abundante, pero con ejemplos de toreo grande del bueno, de esos que nunca se olvidan. En este sentido, los nombres de Alejandro Talavante, Morante y José Tomás son los que han logrado que la afición saboree el toreo bueno. Y eso de ver torear bien es algo que no tiene precio.

Talavante se rompió en dos faenas de calidad. El torero extremeño está en una nueva fase de su tauromaquia. Ahora es un matador de temple, figura erguida, muñecas ligeras, sentimiento a flor de piel, es decir, que su estilo es muy fácil de captar para los que lo presencian.  Su tarde del miércoles fue un prodigio. Esta guerra debe ganarla.

Morante tropezó con un inválido de Zalduendo el viernes, protestado hasta el límite de que el palco fue abroncado, y el de La Puebla lo toreó a placer en una obra maravillosa de buen gusto y cadencia. De la bronca en la plaza se pasó al delirio. Morante es así. Se pidieron las dos orejas y nadie se hubiera rasgado las vestiduras si se le conceden.

El suceso José Tomás

Y José Tomás. Su fuerza taquillera es algo que no tiene comparación con la de ningún otro torero del escalafón. Tres corridas en un año se antoja que es como un delito para quien es capaz de organizar un revuelo tan grande antes de la corrida, pero sobre todo es lamentable para quien es capaz de torear tan portentosamente como lo hizo el mítico torero. Se lució con el capote, ya a la verónica, ya en los quites. Toreó de forma sublime al de Victoriano del Río con la derecha, en los estatuarios, todo ceñido, por detallar algo nuevo, tal vez algo menos erguido, pero con un mando y una personalidad descomunal. Y al de Parladé lo rompió al natural. No se puede torear más cerca y más despacio. Los de pecho para rematar las tandas surgieron con una templanza conmovedora. Tomás redondeó una de sus mejores tardes de los últimos años. Al verlo en la plaza, lejos de tragedias, tan seguro y confiado, el aficionado se preguntaba a qué viene este despilfarro de un torero tan grande solo en tres tardes en un año.

Se cortaron 12 orejas en la Feria. Al margen de las tres de Tomás, la de Morante y la de Talavante, también lograron asear algún trofeo el novillero Joaquín Galdós, los rejoneadores Hermoso de Mendoza y Leonardo Hernández (dos orejas), y los matadores Antonio Ferrera, Javier Castaño, Miguel Ángel Perera y José María Manzanares.

El ganado de la feria

Como en todas las ferias ha habito toros buenos aislados, pero no ha habido ninguna corrida completa. Destacó uno de Victorino, alguno de Victoriano del Rio y el de Parladé de Tomás. En general los toros estuvieron bien presentados con la salvedad de los de Zalduendo del viernes, que después de un reconocimiento accidentado logró lidiar algunos toros impropios de una plaza de primera. Muy mal la autoridad en este festejo por permitir que saltaran al ruedo reses sin trapío. En la plaza, las orejas concedidas atendieron a las peticiones. A pesar de ello, el palco no sigue un criterio firme a la hora de dar trofeos. Se supone que para cortar dos orejas en Málaga, al menos, hay que matar bien. Es un tema que parece que no tiene solución. Así no mejoran el nivel de categoría del coso. Siguen además, los viejos vicios de esta plaza, como la presencia absurda de los Delegados de la autoridad en el callejón en momentos en los que sobran y su ausencia cuando deben estar presentes. Este asunto tampoco tiene visos de mejorar en La Malagueta.

Mala la corrida de Victorino, pésima la de Miura, discreta la de Victoriano del Río, descastada la de Algarra, chica y floja la de Zalduendo y buenos toros de Parladé y Victoriano en la de Tomás.

El novillero Galdós destacó en la novillada de apertura con un encierro muy bien presentado de Fuente Rey. También Fernando Rey y Ginés Marín interesaron al público.

Bien a secas Enrique Ponce; correcto Javier Castaño frente al mejor toro de Victorino, heroico Ferrera ante la invalidez de la de Miura; discretos El Juli y Perera; estético sin apreturas Manzanares; sin suerte Vega, Jiménez Fortes y Escribano. Cumplidor El Cid. El mayor fracaso del ciclo fue el de Javier Conde, algo que no cogió de sorpresa a casi nadie. No estuvo bien y lo trataron con saña.

Entre los rejoneadores, el mejor fue Hermoso de Mendoza, pero el detalle de torear junto a José Tomás le restó protagonismo. En la del cierre, nivel discreto en toda la corrida y triunfo de Leonardo Hernández por la emoción de su percance.

La cuadrilla de Castaño

Hubo excelentes cuadrillas. La de Javier Castaño con Marcos Galán, David Adalid y Fernando Sánchez estuvo brillante con su matador y con Ferrera en su corrida de Miura. Fue todo un espectáculo. Además, buenas actuaciones de Raúl Adrada, José Antonio Carretero, Juan José Trujillo, Rafael Rosa, Víctor Nieto, Emilio Fernández, Curro Javier y Luis Blázquez. A caballo se llevó todos los honores Tito Sandoval. El tercio de varas está bajo mínimos y pocos picadores han realizado bien la suerte.  

Ha sido una Feria sin sangre. Es una gran noticia. En la enfermería entró algún lidiador por golpes aislados pero no hubo cornadas. La banda sigue en sus treces. Es otra batalla perdida. Toca muchas veces si causa justificada. Por cierto, algunos pasodobles quedan desconocidos ante la lentitud a la hora de interpretarlos. La Malagueta debe tener una banda más ecuánime. Hay que insistir en su calidad, de ello nadie duda.

A pesar de todo, fue una buena Feria. La empresa ha trabajado bien y el futuro puede ser mejor  que el pasado. Y, sobre todo, ha sido la feria del buen toreo. No es fácil poder contar que tres toreros, Talavante, Morante y Tomás, han toreado de forma sensacional.

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