La publicación de los
carteles de las Fallas de Valencia ha contribuido a crear más confusión. Los
carteles son impropios de una Feria de plaza de primera categoría. Puede que
Casas no haya tenido otra opción. Con estos carteles la gente no acudirá
masivamente al coso. Cuando lo que procede es organizar grandes eventos para
que las plazas revienten, nos encontramos con esta pobre Feria que no añade
ninguna gloria al presente.
Parece que la empresa
valenciana pagará un dinero importante a ASM, unos 279000 euros, que se
repartirán los toreros del G-10, tanto los que están anunciados como los que no
lo hacen. Es decir, un torero como Perera, no anunciado, ganará dinero en
Fallas. Y se habla del pacto entre las figuras, de forma que el que lo incumpla
abonará una multa astronómica de un millón de euros.
El aficionado no entiende
nada. La empresa debe abonar ese dinero, que se supone que saldrá de lo que
paga el operador de televisión. Además, hay que pagar la parte correspondiente
de los derechos de imagen a los ganaderos, subalternos y demás intervinientes.
Todo ello sin olvidar que cada diestro tiene su contrato estrictamente
artístico por torear, al margen de los derechos de imagen.
Simón Casas abarata la Feria. Si contrata a
todas las figuras el presupuesto resulta muy caro. Hay diestros, como Ponce en
Valencia, a los tiene que llevar. Para ello prescinde de otros, en este caso de
El Juli, Morante, Perera, Cayetano y Jiménez. Y contrata al citado Ponce,
Manzanares, Talavante, El Fandi y El Cid. ¿Por qué discrimina a algunos? Dicen
que no ha contratado a los que tienen apoderados independientes. Dicho de otra
forma, ha contratado a Ponce y a El Cid, que tienen apoderados no vinculados a
empresas, y a los toreros de sus socios Choperitas y Matilla. De camino se
señala a dos principales inductores del problema para castigarlos: El Juli y
Perera.
Este sistema es un fraude
para la afición. Se
admite el enfado de las empresas ante el cambio. Ni es el momento y,
posiblemente, tampoco son las formas; incluso el fondo del asunto es
discutible. Se ha conseguido que los empresarios hagan ferias de peores
contenidos. No pueden estar contentos. La regla básica de un organizador es
presentar lo mejor del momento. Cuando estamos intentando revitalizar la Fiesta
con la entrada en Cultura, la lucha contra las administraciones peseteras que
buscan solo dinero en los pliegos, la búsqueda de la casta perdida, la
promoción de la tauromaquia con la llegada a TVE, en fin, cuando hay una
coincidencia en las necesidades del toreo, nos encontramos con este fiasco de la primera Feria del
año descafeinada. Si ahora acude menos gente a los toros, que nadie se queje.
Y hay otra cosa que me llama la atención. Si el G-10 ha hecho un pacto, ¿cómo
puede aceptar que las empresas castiguen a algunos de sus componentes, caso de
El Juli y Perera, porque no tienen apoderados empresarios? Se rompe la libertad
para contratar. A unos del grupo se les premia y a otros se les castiga. Ya no
vale la historia o la trayectoria de un torero. ¿Es esto lo que quiere el grupo
del G-10? ¿Admite que las empresas castiguen a algunos de los suyos?
Los toreros llevan razón en
sus peticiones, pero las han planteado de forma inoportuna. Su plante ha
logrado unos carteles mediocres en las Fallas. En Sevilla, ya veremos, pero el
asunto puede ser parecido. Y ahora el grupo que manda, al margen de que se
repartan dinero de la imagen entre todos, se fractura porque a unos los
contratan y a otros los castigan. Me gustaría saber si Talavante o Manzanares
están satisfechos con que El Juli y Perera paguen el pato de algo que han
parido en conjunto. Y no vale eso del pacto y la multa por incumplir el acuerdo. Al final, la Fiesta pierde. Que se lo piensen. Me temo que
el grupo se irá al garete. ¿Qué falta le hace a Perera estar en un grupo donde
nadie le defiende cuando lo marginan de forma arbitraria? ¿No será que ahora hay que acabar con los apoderados indepedientes? ¿Todos al redil de las empresas? Y nadie debe
olvidar que los toreros están para torear. Y Perera, El Juli y demás
damnificados también están para torear. Se supone.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com
Se veía venir. La inoportunidad de los toreros, la cortedad de miras de los empresarios, la torpeza de todos y la crisis —que ahí está— han desembocado en una auténtica ceremonia de la confusión. Como muestra, ahí están los carteles de Valencia, realmente impresentables.
ResponderEliminarRespecto al anatematizado G-10, en el que ni son todos los que están, ni están todos los que son, coincido con vosotros en que o cambian los planteamientos y los pactos con ASM, o se van todos al garete. Ignoro los intrígulis del entente, pero no entiendo que los integrantes del ASM se repartan unas sustanciosas sumas actuen o no en las ferias televisadas. También me gustaría saber cómo y en qué proporciones se reparten esas sumas.
Lo evidente es que cuando la situación económica exige más que nunca la confección de carteles atrayentes y de tirón (¿no se hablaba de un mano a mano Morante – Manzanares en Sevilla?), a los aficionados se nos ha caído el alma a los pies al conocer los carteles de las primeras ferias. Y hablo en plural, porque si los de las Fallas son un engendro, ¿Qué calificativo merecen los de Arles? ¿No habíamos quedado con que en Francia si sabían hacer las cosas?
¿Y qué decir de esos “grandes aficionados” que se frotan las manos ante la avalancha de carteles toristas —y baratos— que se nos avecinan? A ver cuanta gente llevan a las plazas. Lo dicho: una auténtica ceremonia de la confusión… y un fraude a la afición.
Carlos, y no te olvides de la negociación de la Tv, que ahora paga y "pinta menos", y encima va a perder abonados....así que la confusión es todavia más patente. ¿Moles o Prisa, tiene lso dias contados para retransmitir toros con estas condiciones?
ResponderEliminarUn abrazo