La imagen se repite con frecuencia. En las entrevistas a buenos aficionados ya maduros, siempre aparece la imagen entrañable contada por su protagonista. “De pequeño iba a los toros con mi padre, recuerdo que íbamos a una grada de sol y sombra. Mi padre vio de chico a Belmonte. Me contaba las cosas que pasaban en las corridas con su amplia experiencia y así me hice aficionado”. Sin embargo, las cosas ya no suelen ser así. Hay otra escena que todos habremos vivido. Nos dice un varón de alrededor de treinta años: “A mí me gustan los toros, pero la verdad es que no entiendo mucho. A veces veo corridas en televisión, pero nunca he ido nunca a la plaza. Por cierto, como usted es crítico, seguro que le sobran algunas entradas para alguna buena de la feria...”
Hemos pasado de la foto del niño con su padre en los toros en los años cuarenta y cincuenta al joven maduro de nuestros días que quiere ir alguna vez, que dice que le gusta la Fiesta, pero que nunca ha pisado un coso taurino. Y quiere asistir a un festejo de lujo pero con la tradicional caradura que impera en España: quiere entrar gratis.
Es el signo de los tiempos. Parece como si ahora fuera preciso hacer proselitismo taurino para ganar adeptos a la tauromaquia, como si ser aficionado fuera equiparable a pertenecer a una secta. Tal vez sea verdad, que tenemos que captar nuevos aficionados a la causa, para que la luz de la afición no se extinga lentamente.
Si no hay más remedio que atraer a nuevos aficionados, debemos comenzar por los de nuestra misma sangre. Si usted tiene hijos y éstos acuden a las plazas de toros, enhorabuena. Ha cumplido con la misión de inculcar su afición a sus descendientes. Si no es así, algo no se ha hecho bien. De todas formas, como idea en este año que comienza, bueno sería que todos los aficionados que tenemos hijos lográramos que sintieran lo mismo que nosotros hemos sentido desde nuestra más tierna infancia, probablemente de la mano de nuestros padres, y captaran la grandeza de una corrida de toros. La idea sería: Los hijos de los aficionados, que también sean amantes de la Fiesta.
La mejor información en http://www.sevillatoro.com/
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En Córdoba "Taurotoro" oferta abonos para menores de 14 años, en cualquier localidad de la plaza siempre que vayan acompañados de mayores, con un 70% de descuento. Es una medida dentro del programa "Córdoba-5000", donde se ofertan descuentos para los abonados que oscilan entre el 20 al 40%, y me parece magnífica pues un padre de familia no puede permitirse pagar un abono por hijo al mismo precio que el suyo.
ResponderEliminarAlgo pasó hace una o dos generaciones cuando el "plantel" de aficionados no se renovó y empezó a decaer.
ResponderEliminarHay muchos elementos que tomar en cuenta:
-Ciertamente, que conocemos a muy pocos jóvenes que se quieran gastar el parné en ver toros. Al mercantilismo actual no le sobran euros para el arte.
-Quizá hoy día haya muy pocos padres que quieran retratarse con su entrada y la de sus vástagos en la taquilla, a menos que se resignen a comer bayas y nueces durante la semana siguiente.
-Hay muchas ofertas de entretenimiento en la tele y en cartelera, así que la Fiesta ha pasado a cuarto o quinto término.
-La gente cada vez es más reacia a admitir que la muerte existe y que hay realidades ineluctables. Por eso el toro y su Fiesta, su culto, les rompen el esquema.
-Aunque sigo creyendo que el problema es de cultura, de tener dos dedos de frente y de dedicación. Para entender de toros hace falta leer, ver mucho, escuchar y razonar. Asuntos que no gustan ya ni a niños ni a jóvenes, quienes prefieren la fruslería de ver a veintidós oligofrénicos persiguiendo un balón.
-Y es obvio que esos temas intelectuales que nos diferencian de los orangutanes, de los contadores y los dentistas, tampoco tenían ya mucho arraigo entre las generaciones pasadas, las cuales no supieron explicarle a sus retoños lo maravilloso que es ver una corrida de toros.
-¿Y no será que faltan ídolos del redondel? Quizá, pues hoy en día hay pocos diestros con una pizca de carisma.
-¿Y será también culpa de la ausencia de toros bravos, de esos que transmiten emoción y peligro a los tendidos? Yo sé bien que si hubiera visto una corrida de Juan Pedro o del Puerto de San Lorenzo la primera vez que fui motu proprio a la plaza, no hubiera vuelto jamás.
No tengo hijos, pero hago mi lucha llevando a sobrinos y ahijados a la plaza con gran entusiasmo.
Quiero creer que ellos la pasan bomba y comienzan a sentir la mordida venenosa del gusanillo de la afición.
Los aficionados debemos hacer con nuestros hijos, igual que los cristianos, bautizarlos y que hagan la comunión, luego que decidan ellos. Por lo tanto, yo llevo a mis tres hijas a los toros, una ya con 17 años, llego a ser incluso la alguacililla de la plaza de toros de osuna, (esta ya es una buena aficionada, sabe diferenciar bien lo bueno de lo malo) durante 7 años consecutivos. Las hermanas con 7 y 4 años, ya las llevo amenudo, espero que se hagan buenas aficionadas tambien. Mas tarde cuando sean mayores si no le gusta, ellas se lo perderan. Los toros son parte de nuestra cultura y debemos defenderla como tal. JSO
ResponderEliminarTengo 44 años, y la primera vez que fui a los toros yo tenia 3 años. Fui de la mano de mi padre y desde entonces siempre que he podido me han llevado hasta que yo pude ir por mis propios medios...
ResponderEliminarTengo un hijo de 6 años. El día 7 de Julio del 2004 cumplió 1 año y al día siguiente se dió en Sevilla una novillada sin caballos. Mi ilusión llevar a mi hijo ( y su biberón ) a los toros, guardo una foto que me hice con él en brazos, con mucha ilusión, la ilusión que en los años siguientes se me ha debilitado cuando lo he vuelto a llevar, lo hago todos los años, y creo que a él no le "tira" mucho esto, pero no pierdo las ganas de esperar a que sea un poco mayor, para que me acompañe.
Yo recuerdo que cuando mi padre me decia de niño, "chico, nos vamos a los toros" me ponia muy contento, pero es que entonces las opciones que teniamos en Linares de hacer algo distinto era, casi ir al futbol, ( que a mi padre no le gustaba) o ir a los toros cuando había. Hoy día, mi hijo, tiene tantas opciones a las que le puedo llevar, que ir a los toros, es quizas de las ultimas para él.
Yo no pierdo la ilusión por conseguir que mi hijo sea aficionado, pero algo tenemos que hacer, idear alguna formula, para que los chavales se animen a ir a los toros. Los empresarios no se dan cuenta, de que los niños que hoy dia, no van a los toros, serán los adultos que no lo haran en el futuro. Hay que promocionar hoy para existir mañana.
Tan sencillo como esto.
Saludos.
MOntes, Sevilla