Carmona y su gesta en Osuna

El toreo en una fuente continua de sensaciones. También de amarguras. Y de alegrías. Los que andamos en la tarea de contar lo que sucede, muchas veces cometemos algún error y le damos poca importancia a acontecimientos cruciales en la vida de un torero. En mi caso admito el mea culpa por no haberle dado todo el sitio necesario a la encerrona de Ángel Luis Carmona en Osuna el pasado domingo. Me imagino las ganas con las que se habrá preparado, cómo saldría a la centenaria plaza y las horas que habrá soñado con una corrida que le diera un pequeño empujón hacia la meta de ser alguien en este complicado mundo de la fiesta.

También ocurre que, a veces, sin quererlo, las cosas se hacen mal desde el principio. Si Carmona se anuncia en otra fecha el eco de su triunfo hubiera sido infinitamente mayor. La circunstancia de que ese domingo 4 de octubre se celebrara una novillada en la Maestranza le ha restado toda la publicidad posterior. Ningún crítico taurino de primera fila de Sevilla acudió a Osuna, algo que sí habría pasado si no coincide con la novillada. Algunas cosas hay que pensarlas mejor.


Ha pasado el festejo. Dice Jesús Sánchez que ha resuelto la papeleta con dignidad. Me alegro de corazón. Sería precioso que esa corrida en solitario fuera un punto de inflexión en la andadura de Carmona. No sé si será así, porque esto de torear se ha puesto casi imposible. No debe conformarse Carmona con saber que ahora es más que posible su presencia en Osuna en la Feria de 2010. Debe aspirar a más, aunque me temo que su gesta no ha tenido la resonancia que posiblemente ha merecido.