02 marzo, 2010

El maestro Joaquín Bernadó


Hace algún tiempo descubrí a Joaquín Bernadó como comentarista taurino. Ya saben que ejerce esa función en Telemadrid, acompañando a Miguel Ángel Moncholi. El torero catalán ocupa el puesto del profesional que asesora al periodista durante las corridas. Todas las televisiones tienen un profesional en sus retransmisiones. Por desgracia, a casi ninguno se le puede escuchar. Algunos, porque son insípidos y no tienen el menor juicio crítico por un sentido del compañerismo mal entendido. Son contratados para enjuiciar los festejos, pero no realizan ningún juicio. Y cuando lo hay, siempre es para ponderar lo bien que ha estado el matador, aunque haya dado un mitin.
Pero hay algo más intolerable. Son los comentaristas que cierran los ojos ante los atropellos, aquellos para lo que todo es bueno y, para colmo, convierten su puesto de comentarista en un trabajo chabacano, lleno de alardes supuestamente graciosos y con un tono de suficiencia chocante, entre otras cosas porque utilizan su púlpito para recordar a todo el mundo las hazañas que realizaron cuando se vistieron de luces.

En contraposición con todo este muestrario lamentable, que más que ayudar a la Fiesta la desprestigia, he tenido la suerte de conocer la forma de trabajar del maestro Bernadó. Mi primera sorpresa es que le llama a las cosas por su nombre. Si un torero no está bien lo dice con claridad y sin tapujos. Y si está bien lo argumenta desde la serenidad de quien sabe lo que se trae entre manos. Todo ello, dicho con expresiones de torero, sin chistes fáciles ni astracanadas, sin andar de continua juerga con la chica que hace las entrevistas como sucede en Canal Sur una joven que, por cierto, no tiene ni idea de lo que pregunta.

Bien por el maestro Bernadó, que lamentablemente sólo habla en Telemadrid y no está al alcance de los andaluces, que nos tenemos que conformar con estos comentaristas jocosos. Y algo aún más reprobable. Esos comentaristas deberían ayudar a formar a los que ven las corridas por la televisión. Sus enseñanzas dejan mucho que desear. Como muestra, un botón. Esto que cuento es real. Mató un chaval de una estocada muy baja en una sin caballos. ¡Qué estocada!, dijo el torero comentarista. El periodista le dijo: “Maestro, está algo baja”. Y el maestro le contentó: “Y qué más da”. Pues así se enseña a ver toros en algunas televisiones públicas. Enhorabuena al maestro Bernadó, al que una estocada baja le parece lo que es: una estocada baja. Y repite con frecuencia que matar por arriba es fundamental.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com

5 comentarios:

  1. Ciertamente no es el profesional al uso en las retransmisiones taurinas. Él sabe mucho de lo que es malograr una gran faena con la espada. ¿Hasta donde habría llegado matando bien?.
    Saludos.
    F. Abad

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  2. Ciertamente Joaquín Bernadó es hablando como era toreando: elegante. La elegancia se echa mucho de menos en los toreros comentaristas, y sin embargo es algo consustancial al toreo. Claro que, como la dicha nunca es completa, para saborear los comentarios del maestro Bernadó tienes que tragarte los insoportables sermones de su compañero Moncholi, que si hablara para la radio "colaría" lo que dice, pero olvida que habla lpara la tele y el espectador está viendo la corrida y dándose cuenta de que el comentarista no sabe ver el toro y emite horrorosos juicios.
    Joaquín Bernadó y Roberto Domínguez son, con diferencia, los dos mejores toreros comentaristas que se han visto en televisión.
    Lo de Canal Sur y la célebre dinastía de los Romero es una triste historia.

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  3. Pues yo añadiría a Emilio Muñoz (no puede hacer más)al maestro Bernadó y a Roberto Domínguez.
    Lo de Canal Sur es un absurdo. Da vergüenza ajena que ese periodista esté en la televisión de tu tierra. Lo de Ruiz Miguel no tiene nombre. Algún día, alguien, supongo que le hará ver la realidad, y como se mofan de él.

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  4. Totalmente de acuerdo. Bernadó sabe lo que dice y, además, lo dice muy bien. Demuestra en todas las transmisiones que es un hombre inteligente y que fue un gran profesional. Fue un torero artista y, a la vez, un gran lidiador, que supo quitarse de encima todo lo que le echaron por la puerta de chiqueros sin despeinarse. ¡Lástima de su espada!
    Y da gusto hablar de toros con él. Yo tuve la oportunidad —y la suerte— de coincidir a su lado en una cena homenaje a Mario Cabré, y me asombró la sencillez y precisión con que describió el panorama taurino mejicano y la gracia con que narró las numerosas anécdotas vividas en aquel país.
    A consignar también —ahora que se habla tanto de medallas— que, el hoy día antitaurino Ayuntamiento de Barcelona, con Maragall al frente, le concedió en su momento la Medalla de Oro de la Ciudad. ¡Lo que va de ayer a hoy!
    ¡La pena es que, en muchas ocasiones, los aficionados se ven obligados a cambiar de canal y a renunciar a Bernadó… para no tener que escuchar al cursi e insufrible periodista que lo acompaña!

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  5. Tuve la suerte de hacerme aficionado ,siendo muy niño, allá por los años 50 en Barcelona ,donde en aquellos tiempos se podía ir a la Plaza tres veces por semana y seguí muy de cerca la trayectoria de Bernadó ,incluída su competencia con el desaparecido Chamaco.
    Me alegra mucho ver a un catalán tan catalán como él,ser tan buen torero,tan buen comentarista y tan buen aficionado.
    Lo de "la nuestra"sería para tomarselo como la gente se tomaba al Piyayo,a chufla,si no fuese por la intolerable falta de respeto al personal.

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