Los últimos movimientos de los toreros han sido criticados, pero debemos admitir que han sido positivos. Han conseguido polarizar la atención de los aficionados en estos momentos. Sus primeros pasos fueron contradictorios. El grupo que visitó a la ministra Sinde y a Rubalcaba no representaba a nadie. En ese momento se planteó la duda de cómo podían reaccionar otros estamentos. Porque hay que ser claros. En este asusto, como en la mayoría, hay un cierto afán de protagonismo por salir en la fotografía.
El asunto se ha desenredado algo con la incorporación de los empresarios fuertes al grupo. Han comprobado los de ANOET que los toreros estaban en movimiento y se han subido al barco. De esta reunión hay tres conclusiones: Cultura es el lugar idóneo para la defensa, promoción y porvenir de la Fiesta; es necesario que los toros sean aprobados como Bien de Interés Cultural y tratarán de potenciar la Mesa del Toro como entidad que reúne a todos los estamentos taurinos. Y aquí vienen los problemas.
Respecto a lo de Cultura, los que siguen mis opiniones saben que no soy muy partidario, pero debo admitir que si la dependencia de Cultura supone mayor promoción, difusión y defensa de la Fiesta, pues adelante. Hay muchos problemas. Las transferencias están en las Comunidades y no todas aceptan el cambio. En última instancia, la Fiesta debe estar bajo la tutela de varias administraciones (Interior, Sanidad, Agricultura, Cultura…) Respecto al reconocimiento con Bien de Interés Cultural, ahí estamos todos de acuerdo, sobre todo si preserva otras tentativas futuras de ILP para abolirlas en otras comunidades.
El problema es la Mesa del Toro. En estos últimos movimientos hay un evidente desmarque de toreros y empresarios. No se olvide que la Mesa agrupa a 15 asociaciones. Lo hemos dicho muchas veces, los intereses de algunas de ellas son contrapuestos a los de otras. ¿Qué pintan los abonados de Madrid en la Mesa? ¿Y una de las asociaciones de presidentes? Y ahora sabemos que entre los presidentes también hay grupos…
Estos movimientos de toreros y empresarios han dejado con el culo al aire a la Mesa. Conscientes de ello, ahora incluyen como objetivo que hay que seguir en la citada organización, que cuesta un dinero y tiene unas bases ya bien conformadas. Es evidente que la Mesa como está no es lo ideal. No es momento de enumerar los problemas. Como bien apunta Raúl Delgado en su blog Los toros en el siglo XXI, en estos momentos hay que estudiar si hay que cambiar la estructura de la Mesa del Toro o conformar una nueva, sencillamente porque esa amalgama de intereses y el camino seguido hasta ahora no ha favorecido al toreo.
Por último, me causa risa que los toreros renuncien ahora a sus derechos si TVE ofrece tres corridas al año. ¿Sólo tres? Y lo dicen quienes de forma continuada se han negado a ser televisados. Lo dice Cayetano, que no se deja televisar nunca porque quiere unos derechos individualizados. Y lo dicen El Juli, Manzanares y otros, que no se dejan televisar por Canal Sur y las cadenas autonómicas. Ahora, cuando viene el lobo, quieren poner paños calientes. ¿Y le han consultado esto de la televisión a José Tomás? Me temo que no. Tomás se ha quitado de este grupo. ¿Saben los motivos? Porque no se fía de sus compañeros, sobre todo de alguno que ya en otras ocasiones lo ha dejado tirado. En fin, como pueden comprobar un panorama confuso. Sólo queda esperar. Es posible que todo esto signifique que los profesionales se han percatado de que la situación es muy grave. La pena es que siguen sin estar unidos y que puede ser tarde.
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