08 noviembre, 2012

Película taurina sin toros

La soledad del triunfo" se presentó en Sevilla dentro del Festival del Cine Europeo. No es una película de toros. Es una película alrededor del mundo de los toros. Sin embargo, la trama de la película de Álvaro Armiñán se desarrolla dentro del mundo taurino. En ninguna otra actividad se conjugan elementos tan peculiares como en el de los toros. La metáfora del título es casi imposible en otros mundillos de la creación cultural o artística. Algunos personajes están muy bien caracterizados. Quien asiste a su proyección cree identificar en cada escena a alguien de la vida real. El ambiente, las coletillas y la jerga taurina están bien conseguidos, algo que no es poco y que suele fallar en las películas sobre asuntos toreros.

El film falla en la peculiaridad del toreo. La profesión de torero es diferente a todas. Se dice en la película el famoso tópico de que ser figura es muy difícil, pero mantenerse tras el triunfo es un milagro. Basada en la novela de Rafael Moreno del mismo nombre, se describe el triunfo, miserias y hundimiento de un torero. Es una película de toros sin toros. Salvo algunas imágenes de reses en el campo en la preciosa finca Las Monjas de Manolo Bajo, no hay ni escenas de corridas de toros ni siquiera un tentadero. Nada de toros. Se intenta penetrar en las circunstancias que rodean a un torero y que lo llevan a la cima y lo hunden en la nada.

Se elige a un torero con padre y madre, que acaba con una figura ya veterana en una sola corrida, que debe soportar la tiranía de todos los que le rodean sin que pueda tomar ninguna decisión por sí mismo. La misma corrida en la que acaba con su rival, interpretado de forma muy convincente por Óscar Higares, la firma el padre en contra de la voluntad de su todavía desconocido hijo. El triunfo llega por la obcecación paterna, detalle que no debe quedar en el olvido. Y aparecen en la pantalla una serie de tópicos hipertrofiados para darle a la historia un tinte de realidad lejos de lo cotidiano. Existen padres de toreros que no piensan en sus hijos más que como productos para ganar dinero, madres que gozan del lujo como perfectos nuevos ricos, señoritas capaces de venderse para salir en las revistas, casi todo lo que aparece en la pantalla es cierto, solo que es todo tan exagerado que uno piensa que no es posible que alrededor de un triunfador se amalgamen tantos elementos para conseguir que el chaval acabe despreciando su propia trayectoria. En ese sentido hay una pregunta clave que el profesor de la Escuela le hace al matador: ¿Tú quieres ser torero? Ni siquiera había podido elegir, porque todo le había sido impuesto.

Dicho todo esto “La soledad del triunfo” es una película más que digna que puede gustar a los taurinos y que puede conseguir que los que no muy avezados en cuestiones taurinas aprecien más al profesional que lidia toros vestido de luces. Destaca de forma notable la interpretación de Mercedes Hoyos como madre del torero, así como el mencionado Higares. Todo acaba bien, para que un tinte de emoción invada a los presentes. El final es propio de una novela rosa. Todo con un ritmo lento y, a veces, cansino. Se trata de subrayar problemas reales que aparecen en cualquier actividad humana. Es una pena que no se profundice en la soledad del que comienza, o en la soledad del fracaso, que en esos casos sí que se sufre de verdad. Esta película peca de magnificar estereotipos manidos, que aunque reales no llegan a conjuntarse de forma tan exagerada en la vida de un artista del toreo. 

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01 noviembre, 2012

¿Del G-10 al G-Todos?


A estas alturas parece que el G-0 tendrá que llamarse de otra forma (G-2, G-5 o incluso G-0). Manzanares ya ha dicho que el G-10 no existe. Ahora mismo sería el G-Nada. El nacimiento de este grupo fue interesante. No sé si era una necesidad, tampoco estoy seguro del milagro cuando luego se empeñaron en buscar aumento de ingresos por televisión, pero era muy bueno que los toreros unieran sus intereses. La pregunta a estas horas es quién es quién en este grupo, qué han hecho y qué es lo que no han hecho y hacia dónde se encamina el futuro.
 
En el grupo inicial había de todo. Una figura incuestionable como Enrique Ponce, que ya a estas alturas está en retirada. Dos espadas en manos de Curro Vázquez, Morante y Cayetano. Dos espadas especiales. Cayetano era más bien un nombre, la prueba es que ya no existe. Se dice que se han  marchado El Fandi y El Cid, pero Cayetano se ha retirado y tampoco cuenta. Morante es un torero diferente. En manos del equipo mexicano puede que ya no le interese ningún grupo. Dos figuras grandes: El Juli y Manzanares. El primero, con un apoderado independiente y principal inspirador del grupo. El segundo, en manos de un apoderado de ANOET. No se olvide que ANOET ha denunciado al grupo ASM, encargada de gestionar los contratos televisivos. Manzanares ya se puede considerar fuera del grupo después de decir que tal asociación no existe. Talavante también está en manos de ANOET. Queda Perera, independiente y el simbolismo de César Jiménez, que a saber quién le llamó para meterse en el invento. Debía faltar uno para llegar a los diez.
 
El G-10 no era malo, en absoluto. La prueba es que han trabajado por la Fiesta, han empujado para el paso a Cultura, han facilitado la retransmisión de la corrida por TVE, se han ido a Colombia a luchar por la Fiesta, en fin, han estado en el frente, no todos, pero en general era un grupo positivo.
 
El grave error del G-10 es que se pusieron en manos del grupo ASM para que negociara sus contratos televisivos. Y ese detalle, posiblemente uno más, fue ql que tomó el mayor protagonismo. De un lado se desplazó a los apoderados; de otro, se incluyeron cláusulas abusivas. Los empresarios las han denunciado, se admitió a trámite su denuncia y ahora pueden llegar sentencias. El G-10 no es malo, pero se equivocó o no fue capaz de separar sus intenciones con el asunto de los dineros de la televisión, que fue lo más comentado. En estos momentos, ASM lo tiene complicado. El elemento duro del G-10, El Juli y Perera, casi se han quedado solos. Insisto que los demás cuentan poco o saldrán en breve. Qué pintan Manzanares y Talavante en un grupo que ha sido denunciado por sus propios apoderados.
 
Creo que habrá que refundar otro grupo de toreros nuevo que siga los caminos de promoción y defensa de la fiesta pero que rompa la imagen que creó ASM, puramente mercantilista, que ha sido el detonante del fracaso del grupo. Y lo mejor sería que se llamara G-200, porque la defensa y promoción de la fiesta es competencia de todos, no solo de diez toreros especiales. Se dice que El Cid y El Fandi son de perfil bajo. Pues baja tela, porque el de Granada es el primero del escalafón y El Cid es un gran torero. Así que ni G-10, ni G-0, debe fundarse el G-todos.
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Cuando esto se acabe

La frase más repetida, la que sale de lo más profundo de nuestros corazones es, “cuando esto se acabe”. ¿Cómo será ese día de la vu...