En una columna anterior a las elecciones andaluzas mostraba
mi preocupación porque los socialistas ganaran en las urnas y mantuvieran el poder con el apoyo de Izquierda Unida y Podemos, lo que supondría una amenaza
muy seria para el mundo de los toros. Por fortuna, aunque ganaron, no pudieron sumar mayoría con esos grupos que de forma
descarada quieren suprimir la Fiesta taurina en España. La sorpresa es que los partidos de derechas sí sumaron
para alcanzar el poder. El vuelco en Andalucía ha sido brutal. Los socialistas
han sido expulsados de los órganos de mando. Su tibieza ha tenido un castigo
muy duro.
En cuestiones taurinas la situación ha cambiado de forma
drástica. Ninguno de los tres partidos que han sumado tienen intención de
atacar a la tauromaquia; más bien todo lo contrario. Es más, en el pacto firmado por
los populares con VOX se incluye un apartado en el que se prometen leyes de
defensa de la tauromaquia. Nos hemos quitado un peso de encima. La amenaza de
cercenar y desamparar a todo lo relacionado con los toros era más que real.
Sin embargo, una vez superado ese problema, debo proclamar
que me parece que no es oportuno ese apartado del acuerdo de VOX con el PP. El toreo está protegido por
Ley a nivel de gobierno central de la nación. Desde noviembre de 2013 la Ley obliga al Estado
a proteger y promocionar a los toros. Otra cosa es que luego nos encontremos
con guantazos al negar una Medalla de Oro de las Bellas Artes o al dedicarle
una cifra ridícula en los presupuestos.
Pero hay otro aspecto que quiero resaltar. La política debe
apartarse de la Fiesta. El toreo no tiene bandos. Se supone de forma absurda
que el aficionado taurino es conservador, y por tanto, de derechas. Eso no es
verdad. Y todo este movimiento surgido tras las elecciones con algún partido
político captando votos del toreo, así como las opiniones de algunos
lidiadores manifestando de forma elocuente sus preferencias, lo único que consiguen es mantener esa falsa creencia de que si
eres taurino no eres progresista. Hay que dudar de la atención que le prestan a
la Fiesta algunos políticos. Si l alejamos de los políticos, estaremos en camino de liberarla de ataduras y de
falsas adscripciones que no responden a la realidad. Me temo que algunos grupos
políticos utilizan al toreo como simple reclamo electoral. Y eso no me gusta.
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