De los dos festejos mano a mano de Huelva se pueden sacar
algunas conclusiones interesantes. No me gusta, como norma, que los toreros
elijan los toros que van a lidiar. La fiesta debe mantener sus ritos, entre
ellos el del sorteo de una corrida de la misma ganadería. A pesar de que no me
gusta, el hecho de que los toreros vayan con sus toros nos marca de antemano la
disposición de cada uno de ellos. En Huelva, los toros que lidió José Tomás
estuvieron bien presentados, incluso por encima de la media de esa plaza. Los
de Morante bajaron mucho, sobre todo el de Juan Pedro y el de Zalduendo. Es
decir, que Tomás cuidó el toro para que nadie pudiera achacarle comodidad. Y
Morante no lo hizo. Ello, al margen del juego de cada astado, lo que es
imprevisible. El de Galapagar ya le ganó la partida de antemano al enfrentarse a toros
serios.
El desarrollo del primer mano a mano nos mostró a José Tomás
en perfecto estado físico y torero. En la gran faena al toro de Jandilla supo
dominar una embestida codiciosa con un alto sentido de la estética. Estuvo
siempre por encima de sus reses. Cometió algunos errores con el capote, como un
espantoso quite por tafalleras y el detalle absurdo de instrumentar chicuelinas
después del recital de Morante por el mismo palo. Nadie le echó cuenta.
Morante estuvo enorme con el capote, algo que ya es la
norma. Ninguno de sus toros le ayudó lo más mínimo. Hizo un soberano esfuerzo
en el sexto para subirse al carro del triunfo con Tomás. A esa corrida le faltó
la foto final: los dos toreros a hombros. A Morante bien le pudieron dar las
dos del toro de Juan Pedro. Total, se las dieron a Tomás después de un pinchazo
y un mandoble en los bajos.
No hubo verdadera competencia en ningún momento. Ambos
toreros se saludaron al comienzo y ya no se miraron. La rivalidad estuvo en el
tendido entre los partidarios de uno y otro.
El segundo mano a mano fue un gran espectáculo con una
corrida de presentación muy justa y de pobre juego, salvo el tercero y el
cuarto. Es curioso que se le haya dado un premio a Cuvillo por esa corrida tan
desigual y con un toro malísimo como el primero, de los más malos que uno ha
visto este año.
Este segundo festejo fue muy emotivo y entretenido gracias a
El Juli. El madrileño salió a barrer a su amigo Talavante y a borrar la huella
de la corrida del día anterior. Estuvo cumbre con el marrajo, cuajó al tercero
y exprimió al máximo al quinto. Lo mejor de El Juli es que desmontó esa teoría
que circula por ahí de que en estos festejos de un solo puyazo no puede haber
tercios de quites. El Juli invitó a Talavante a hacer un quite sin necesidad de
que el toro hubiera tomado un segundo puyazo. Talavante repitió el detalle en
el siguiente toro. Igual se puede hablar de las banderillas. El sentido del
espectáculo de este torero lo puso a contribución de la grandiosidad de la
tarde.
Como remate, Talavante, que estuvo francamente mal en los
quites, realizó un toreo de templanza, sitio y fantasía. Da gusto verlo torear.
Aunque hubo brindis y complicidad, ambos toreros llenaron de contenido la tarde
en un festejo de intensidad mantenida.
Para acabar, una nota sobre los premios. Le han dado a El
juli el de la estocada. Es muy efectivo, pero su estilo estoqueador es muy poco
puro. Además, se ha acostumbrado a matar muy trasero. El toro tarda algo más
pero acaba doblando. Se ha premiado al tercero de Cuvillo como mejor toro de la
feria. No me perece lógico que a un toro que acabó rajado en tablas se le
conceda un premio. Malo es que el presidente sacara el pañuelo azul, es un hombre
sin ningún criterio que sube al palco para sacar la corrida sin molestar a
nadie, pero que unos aficionados premien a un toro rajado es algo inconcebible.
Como apunte final, es preciso felicitar a la empresa por el ciclo organizado,
que ha logrado que Huelva fuera la capital mundial del torero durante sus
Colombinas de 2012.
La mejor información taurina en http://www.sevillatoro.com