Todo se ha consumado. No hay motivos para rasgarse las vestiduras. Ha ocurrido lo que estaba anunciado. Como demócrata, me parece genial que a un Parlamento llegue una Iniciativa Libre Popular (ILP); incluso asumo que se admita a trámite para su votación. Lo que ya es inadmisible es que un grupo de políticos aprovechen la ILP para votar a favor de sus intereses particulares. Se ha dicho, y hay que repetirlo, por mucho que algunos de los abolicionistas digan lo contrario, que se ha votado contra España, contra su símbolo cultural más significativo. Es un ataque directo a España que retrata a los políticos nacionalistas catalanes. Han debilitado su territorio, que ahora es menos culto, pero sobre todo han demostrado que su concepto de la libertad es nulo. Las caretas se han quitado. La guerra está abierta. Cataluña odia a España y suprime los toros. Y España, y la Fiesta, no pueden permanecer con los brazos cruzados.
A este estado de cosas hemos llegado porque la fiesta se ha encontrado abandonada a nivel central por parte de los políticos en el poder, en concreto por los socialistas que manda el señor Zapatero. Y hay que decirlo muy alto. El abandono sufrido por los toros por parte del gobierno central ha sido muy grande. Los socialistas tienen una importante cuota de responsabilidad en lo que ha ocurrido.
De los nacionalistas, ¿qué puede añadirse a estas alturas? ¿Hay algo menos democrático que el discurso de Carold Rovira?, aquél individuo que tuvo la feliz idea de ponerse una corona de espinas. Pero a este tipo ya se le conocía. Más repugnancia produce Artur Mas y toda su cohorte. Este asunto de los toros ha sido una excusa para poner sobre el tapete un problema más intenso. A Cataluña se le están haciendo concesiones inadmisibles que ponen en peligro la unidad de España. Cataluña es una isla vetada para los españoles, que no pueden trabajar en su territorio, ni vivir de forma normal, si no dominan el catalán. Sólo ese pequeño detalle de prohibir que unos chavales pudieran ver la final del mundial es bastante significativa de cómo andan las cosas. Estamos ante una provocación permanente de Cataluña que ha consentido el gobierno de Zapatero. O se frena toda esta algarabía, o vamos al caos del enfrentamiento definitivo entre Cataluña y el resto de España. La fractura social está a la vuelta de la esquina. El germen de la intolerancia se ha alimentado. El odio ha crecido un poco más por ambos lados.
Esto es lo que hay. Cataluña se ha empobrecido y se ha deprimido culturalmente. Es verdad que la fiesta allí estaba de capa caída. Lo que indigna son las formas. ¿El futuro? Creo que es una decisión anticonstitucional y allí habrá que acudir. La Fiesta debe crecer y debe protegerse para evitar otras situaciones parecidas. La Fiesta debe mejorar para que sea más atractiva. Hoy es un día para el lamento, pero no sólo por la fiesta en Cataluña, sino también porque un grupo de políticos han dado un paso adelante para levantar más barreras y sembrar nuevos odios. El toreo ha sido la ocasión perfecta para enfrentarse a España y un grupo de amargados han logrado una pequeña victoria, aunque pienso que esta guerra no ha finalizado. ¿Independencia? Vale. Adiós muy buenas, pero dejen de joder señores.
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