Todos los informativos de radio y televisión de la mañana
del lunes 10 de julio contaban como noticia de relevancia que dos corredores
habían sufrido contusiones en el encierro de las reses de Fuente Ymbro. Nada
que objetar en principio, si no fuera porque en la UCI del Hospital de Navarra
estaba ingresado Pablo Saugar 'Pirri' a las pocas horas de haber sido brutalmente
corneado en el ruedo y haber pasado varias horas en las manos salvadoras de los
médicos de la plaza de Pamplona. La noticia eran los dos contusionados en el
encierro. No era el percance gravísimo sufrido por el magnífico torero. Es la
prevalencia desproporcionada que tiene el encierro sobre la corrida de toros de
la tarde. El encierro es protagonista durante muchas horas en la televisión
pública, la misma que ni siquiera hace una mínima referencia a lo sucedido en
la corrida del día anterior. A veces, incluso se olvidan de mencionar a los
matadores que se enfrentarán a las reses corridas por la mañana. Es el eterno
desprecio que sufre la Fiesta desde muchos ámbitos. El encierro vende; la
corrida de toros molesta. Los medios se afanan en contar todos los detalles de
lo que ocurre en tres minutos por las calles, pero no quieren saber nada de los
que ocurre en dos horas por la tarde con más de quince mil personas en los
tendidos.
Bienvenida sea la información del encierro; se admite la
historia del australiano que se deja coger de forma inocente en la curva de
Mercaderes; todo lo que suponga enseñar al toro es bueno. Lo que pasa es que se
ha olvidado que el encierro existe porque por la tarde hay una corrida. Sin
corrida no hay encierro. Y no puede ser noticia que dos corredores hayan
sufrido contusiones cuando en el hospital un torero ha sufrido una cornada de
caballo. Es la hipocresía llevada a su máxima expresión.
Por lo demás, por la visión de los festejos de Pamplona en televisión,
solo queda lamentar el deterioro de una Fiesta que sigue siendo válida para
todos, pero que exige unos toros sacados de tipo que no pueden embestir. Y luego está lo de las orejas. Se ha llegado a un
punto en el que veinte muletazos buenos pueden pasar desapercibidos y cinco
rodillazos son celebrados como el ‘no va más’ del toreo. Las orejas se cortan
por matar pronto. No importa dónde caiga la espada. Llega Antonio Ferrera con una faena magistral y no se enteró nadie en la plaza, ni los del sol con su juerga ni los que se suponen más serios de sombra. Algo está fallando en los
sanfermines, aunque insisto, que viva San Fermín.
La mejor información taurina en http://sevillatoro.es/
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