Es muy dura la cuesta a la hora de escribir cuando aún no estamos repuestos, ni lo estaremos nunca, de la muerte en el ruedo de Iván Fandiño. Todos los temas pendientes se quedan aparcados porque quiero sumar mi reflexión a los textos apasionantes que se han publicado tras esta tragedia. No conocí a Iván, nunca le hice una entrevista, ni siquiera tengo que pedir perdón por alguna crónica en la que lo tratara con desdén o dureza. En realidad, Iván Fandiño nunca se hacía merecedor de un tipo de crónica semejante, porque, por encima de otras apreciaciones, todos sentíamos una profunda admiración por su trayectoria y por su honestidad como torero.
Circula por las redes una entrevista de la televisión vasca del año 2014 que recomiendo a todos. En el campo, la finca de Guadalajara, cerca de los toros, Iván deja su testamento. Recurro a sus palabras, que hago mías, para añadir unos gramos de gloria a quien ha muerto en las astas de un toro. “La dureza de la profesión no son las cornadas del toro, son las injusticias que se comenten con los menos poderosos, como me ha ocurrido en muchas ocasiones en mi vida”, dice Iván.
Como una premonición que produce escalofrío comenta que “las cornadas son medallas para el torero, aunque con la técnica actual son menos frecuentes, pero siempre puede ocurrir un accidente que incluso puede conllevar la muerte. Es la medalla más grande, todos los toreros tenemos asumido que algo así puede ocurrir cualquier tarde”. Y añade: “Llevo siete cornadas. El maestro Ordóñez dijo una vez que un torero bueno siempre llega, como mínimo, a las quince en su carrera taurina, así que me quedan todavía por recibir más cornadas que las que me han dado hasta ahora”.
Todo lo que se ha dicho es verdad: contracorriente, luchador, mortal y rosa, el mismo vestido de la Puerta Grande, el mar de los hombres libres, torero samurái, la muerte honrosa, la muerte del torero como algo natural, el Gólgota, la Piedad del Miguel Ángel, grandeza de héroe derrotado… No hay más palabras. No quiero enlazar letras para buscar frases originales. Vean el vídeo. Iván Fandiño en 2014 nos recuerda que la muerte del torero en el ruedo es la propia grandeza de la profesión y de la Fiesta. Fandiño tiene la su medalla eterna. Tanto luchar… para alcanzar una gloria que disfrutará en el cielo.
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